Ocurrió durante la cena de Navidad del pasado viernes 17, de Merlin Properties. El Ceo, fundador y alma nutricia de la inmobiliaria de moda, subía al escenario para cantar 'un beso y una flor', una canción-adiós del ilustre Nino Bravo.

Era una forma discreta de despedirse de todos sus colaboradores quienes, por cierto, forman una piña a su alrededor. Clemente es uno de los ejecutivos del IBEX más apreciados por su propia gente.

¿Qué había ocurrido? Pues había ocurrido que el presidente, Javier García-Carranza, presidente no ejecutivo en representación del Santander (22,4%), había decidido no renovar a Clemente, a pesar de su exitosa gestión. 

La razón aducida aún resulta más chocante. García-Carranza asegura que Clemente no obedecía las indicaciones del Consejo. ¿A qué indicaciones se refería? Pues muy sencillo: Clemente se opuso a la propuesta de 'El carnicero', consistente en que Merlin saliera de bolsa y que todos sus activos fueran a parar a fondos del Santander que, de este modo, ingresaría por doble vía: por la rentabilidad de los activos de Merlin Properties y como comisionista de los fondos. 

Cuidado con lo que se hace con Merlin, una empresa clave, junto al BBVA en la Operación Chamartin (Nuevo Norte)

Así que ya hay dos motivos de demanda: la una porque no está claro por qué razón un presidente dominical que representa el 22,3% tiene una influencia en los consejeros superior a la de los independientes, que se supone que representan al 66,5% del capital flotante formado por pequeños accionistas de una Socimi. Recuerden, además, que aunque los podemitas no se hayan enterado, una socimi es una sociedad cotizada obligada a repartir un mínimo del 80% del beneficio entre sus accionistas. En el caso de Merlin Properties, por decisión propia, un 100 por 100. De hecho, las socimi nacieron para copar los planes de pensiones individuales, de ahí esas exigencias al dividendar, que no obligan a ninguna empresas cotizada, que se conforman con alcanzar un 'pay-out' medio del 50% 

Pero claro, el Santander prefiere cargarse las socimis y ganar más dinero vía comisiones. Y como el Ceo se niega, pues se lo llevan por delante. Y la CNMV calladita, ante este paradigma del buen gobierno corporativo.  

Por cierto, la de Clemente fue la inmobiliaria española que, al declararse la pandemia, demoró y rebajó el alquiler de sus clientes, casi todos locales comerciales obligados a cerrar. 

Clemente se prepara para la lucha. No sólo la personal, porque no está claro que Carranza tenga competencias para despedirle, sino también para defender el espíritu de Socimi con el que nació Merlin. 

Y la CNMV calladita, ante este paradigma del buen gobierno corporativo

Y no olviden que Merlin y el BBVA defienden la Operación Chamartín, ahora rebautizada Madrid Nuevo Norte. Y el BBVA quería irse pero a lo mejor, ahora se queda para no abrirle otra vía de ganancias al Santander.

Se me olvidaba, a García Carranza le llaman 'El carnicero' porque es el 'killer' del Santander a la hora de las grandes matanzas que, como es sabido, nunca son nada personal: son negocios. Pero en esta caso quizás se haya pasado: ha liquidado al Messi del sector inmobiliario español. A lo mejor la historia no ha concluido. Por de pronto, el cese de Clemente ha provocado una caída de Merlin en bolsa del 6,34% al cierre de la sesión, unas siete veces la caída del IBEX.