Albares aseguraba que Mohamed VI ya había advertido que no podía recibir al presidente del Gobierno español por razones de agenda. A fin de cuentas, se justificaban en Moncloa, quien viaja es el presidente del Gobierno español y, por tanto, habla con el primer ministro marroquí, su homólogo
Nuestro inefable ministro de Exteriores, José Manuel Albares, su segundo apellido es bueno, ese hombre que se sentaría sobre un cubo de hielo si se lo mandara Pedro Sánchez, intentaba justificar el miércoles el humillante desplante del Rey de Marruecos, Mohamed VI, un miserable sangriento, a la comitiva española, la flor y nata del Gobierno Sánchez, que acudía a Rabat para rendirles pleitesía a unos vecinos que sólo sienten por España un odio de lo más vulgar.
Albares aseguraba que Mohamed VI ya había advertido que no podía recibir al presidente del Gobierno español por razones de agenda. A fin de cuentas, se justificaban en Moncloa, quien viaja es el presidente del Gobierno español y, por tanto, habla con el primer ministro marroquí, su homólogo. Si hubiera viajado el rey Felipe VI, jefe del Estado....
Urge convertir a Ceuta y Melilla en las dos centros de control militar del eje Canarias-Baleares y de la inmigración norteafricana hacia Europa... pero Feijóo tampoco se lo plantea
Pues mire, no. Resulta que España es una democracia parlamentaria donde el jefe del Estado tiene una función reguladora mientras que Marruecos es una dictadura regida por un tirano que es jefe del Estado y que maneja a su antojo al Gobierno, con el control sobre lo que para él constituyen ministerios-clave: Interior, Defensa, Exteriores y Hacienda. Por eso, mismamente, el Rey de España es pobre y Mohamed VI es una de las grandes fortunas del mundo... sobre un pueblo que malvive en la miseria y que aborrece todo lo español pero está deseando vivir en España.
Además, ¿a quién recibió Mohamed VI cuando Sánchez se humilló ante él en la cuestión del Sahara? ¿Al jefe del Estado español o al presidente del Gobierno? Pues eso.
El viaje de Pedro Sánchez a Rabat es el viaje de la vergüenza de España. Señor Sánchez: ¿dónde está su dignidad? Como ocurre con el referéndum independentista catalán, el Sanchismo ya acepta, por el momento en teoría, pero no hay nada más práctico que un teoría aceptada, la cesión de Ceuta y Melilla a Marruecos. Se hará en el tiempo, no vaya a ser que los españoles despierten de su modorra y le expulsen de Moncloa, pero si Sánchez sigue en el poder... Ceuta y Melilla acabarán por ser marroquíes.
En resumen, el sátrapa de Rabat ha vuelto a humillar a España días después de que un musulmán marroquí asesinara al algecireño Diego Valencia por ser cristiano y español. Como respuesta, Mohamed VI, en lugar de pedir disculpas, recibe a medio gobierno español por teléfono... mientras fuerza al servil Sánchez a defender sus sobornos a eurodiputados en el Parlamento de Estrasburgo. Me comentaba un eurodiputado español que en Bruselas se hacen cruces con el servilismo de Sánchez ante Mohamed VI. ¿Qué le has dado a Pedro, Mohamed?
El sátrapa marroquí ha vuelto a humillar a España: recibió a medio gobierno español por teléfono... mientras fuerza al servil Sánchez a defender sus sobornos a eurodiputados
¿Cómo reaccionar frente a esta vergüenza? Pues, de entrada, urge convertir a Ceuta y Melilla en los dos centros de control militar del eje Canarias-Baleares y en el control -paneuropeo- de la inmigración norteafricana hacia Europa.
Pero ojo, no olviden que el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo ni se plantea cumplir con sus obligación: enseñarle los dientes al miserable Mohamed VI... como es su obligación. Olvidan, tanto Sánchez como Feijóo, que en política se pueden cometer errores pero la cobardía es, en sí misma, un grave error.