Es la periferia loca de España, en la España loca de Pedro Sánchez. Junts y PNV, liderados por dos almas vanidosas y un punto enloquecidas, Carles Puigdemont y Andoni Ortuzar, de la República catalana y de la nación euskaldún, elevan cada hora el precio de sus votos (7 diputados tiene Junts y 5 el PNV -tampoco son tantos- pero ahora fundamentales). Pedro Sánchez los necesita para repetir como presidente del Gobierno a pesar de haber perdido las elecciones del 23-J.

Pues bien, por dos vías distintas, es decir, por dos intereses distintos, el PNV quiere controlar el BBVA por la vía política (financieramente es imposible) de decidir quién será el sustituto de Carlos Torres, si se tercia, la Presidencia del banco resultante de la precitada fusión: el vasco José Ignacio Goirigolzarri, actual presidente de Caixabank y hombre de indudable prestigio profesional.

Por su parte, Carles Puigdemont recoge una vieja idea de los indepes catalanes, tanto Puchi como Junqueras: controlar por vía política la Fundación Caixa, liderada por Isidro Fainé, y primer accionista de Caixabank y de Naturguy (29,9 y 26,7%, respectivamente).

El PNV indepe de Ortuzar suspira por recuperar el españolizado BBVA mientras los indepes catalanes aspiran a vengarse de Caixabank porque fue este banco el que inició la macha masiva de empresas de una Cataluña dominada por la locura indepe en los tiempos de la Generalitat loca (hoy hablamos mucho de insania mental) de Puchi y del 'osito' Junqueras. Por cierto, Fundación Caixa también se marchó en 2017, en su caso a Palma de Mallorca.

Ya saben: fusionamos BBVA y Caixabank, donde el Estado posee el 17% del capital, echamos a Carlos Torres de la Presidencia del BBVA y colocamos al actual presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, como presidente de un megabanco con sede en Barcelona, primer banco español y primer banco doméstico de la zona euro.

Desde luego, el papel lo aguanta todo y, además, como venimos diciendo, Pedro Sánchez está atravesando, siempre bajo cedazo habitual en él, su interés personal, del socialismo al comunismo. Y si no, pregunten en Telefónica.

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¿Y es factible esta locura? Por supuesto que lo es, cuando el Estado plantea una amnistía inconstitucional y cuando Sánchez le condona 15.000 millones de euros a la Generalitat, más intereses a cambio de los 7 votos de ERC, la verdad es que todo es creíble, todo es factible y todo es posible.

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La resistencia viene de los damnificados y del mercado. No es tan fácil echar a Carlos Torres del BBVA sobre todo si finalmente la persona jurídica BBVA SA no resulta imputada en el caso Villarejo de cara al juicio oral. Un operación de este calibre supondría el despido de miles de trabajadores, no respondería a las intenciones del BCE, que busca fusiones internacionales no intranacionales, ni tampoco a los tipos altos o medios de los que ahora disfrutamos y que convierten en secundario el tamaño de los bancos, tampoco a los fondos propietarios del BBVA y de Caixabank, para los que un banco creado por intereses políticos siempre resulta sospechoso.

Eso sí: todos sabemos que Pedro Sánchez ama patológicamente el poder y que los indepes se han echado al monte y ahora sólo buscan recuperar la influencia perdida.

Por lo demás, en un país de locos, los cuerdos nunca están bien vistos.