Más que una institución de la Iglesia, la Caritas de Natalia Peiro parece una resurrección de la filantropía marxista y de las ridiculices podemitas
Sería muy de agradecer que Caritas no cambiara cada dos años la metodología para medir la pobreza. Porque claro, resulta que de este modo, las comparaciones se muestran un tanto difíciles. Ejemplo: el último Informe, Caritas Foessa sobre la pobreza en España nos habla de que que casi una tercera parte de los hogares españoles, exactamente el 31,5%, seis millones de familias, no cuentan con un "presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas". Ya no estamos en índices de pobreza o de pobreza severa, que pueden discutirse o no y todos sabemos de lo qué estamos hablando. Estamos hablando de presupuestos familiares que garanticen una condiciones de vida dignas". Como dirían en Asturias: ¿Eso que yé, oh?
Pero aún sería de agradecer que Caritas se despodemizara, en dos direcciones: una, que fuera un poquito más seria en sus informes y otra que si la solución está en que el Estado ponga más dinero, ¿quién le dará ese dinero al Estado?
La solución de Cáritas a la pobreza acaba en Podemos: le das a la máquina de fabricar billetes y todo solucionado. Contradice aquello de que "el que no trabaje, que no coma"
Lo único que plantea el Informe Cáritas-FOESSA 2022 sobre la pobreza en España consiste en que ese Estado proporcione más dinero a los pobres, incluido un trabajo digno, una vivienda digna y prestaciones sociales sin límite para el que, a pesar de esas ayudas, no llegue a fin de mes.
¿Ha reparado Cáritas en que el Estado no existe -salvo para fastidiarnos, claro- y que ese dinero del Estado al que apela no es más que el dinero de los demás? O sea, el dinero del vecino. Al igual que Podemos, las soluciones de Cáritas consisten en desvestir a un santo para vestir a otro.
Ejemplo, el Ingreso Mínimo Vital (IMV), propone Cáritas, debería llegar a más personas ¿Sin ninguna contraprestación? Porque eso contradice la máxima paulina de que el que no trabaje, que no coma. Y sobre todo, toda subvención sin contraprestación supone una injusticia contra quien paga con sus impuestos esas subvenciones.
Porque si todo se soluciona con subvenciones, lo que habría que hacer sería fabricar más dinero, como dice Eduardo Garzón, el eximio economista, hermano de Alberto Garzón. ¿Que se necesita más dinero para más subvenciones? Pues le das a la máquina de hacer billetes y ya está.
¿Qué puñetas es un "presupuesto que garantice unas condiciones de vida dignas”?
La solución contra la pobreza no está en dar un pez sino en enseñar a pescar. Y también supone acabar de una vez por todas con las subvenciones públicas que son, de suyo, una injusticia. Por último también conviene abandonar esa filantropía rancia que trata de mantener a la persona en perpetua situación de mendicidad. El único hombre libre es el pequeño propietario, aquel que se ha esforzado para conseguir lo poco que tiene. A la gente hay que ayudarle y, al tiempo, exigirle esfuerzo, devolverle a la sociedad algo de lo que la sociedad le otorga. La sopa boba no crea hombres libres, sólo crea vagos cautivos de la clase política que les paga su sustento y que encima se lo paga con el dinero de los demás.
Terminología, conceptos, propuestas... más que una institución de la Iglesia, la Caritas de Natalia Peiro parece una resurrección de la filantropía marxista y de las ridiculices podemitas. Debe cambiar cuanto antes porque es mucho lo que se juega en ello la Iglesia... y la economía española. Su lema debería ser el de Paulo de Tarso: el que no trabaje, que no coma. Claro que hay que ayudar a la gente, hay que ayudarle a que sepa valerse por sí misma... en la medida de lo posible. ¿Subvenciones? Sólo las necesarias y de forma transitoria.
El único mandamiento es Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo, por ese orden. ¿Por qué las sedes de Cáritas esconden los crucifijos? ¿Para ayudar a los pobres?
¡Ah!, doña Natalia: el único mandamiento es Amarás a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a tí mismo, por ese orden. ¿Por qué las sedes de Cáritas esconden los crucifijos? ¿Para ayudar a los pobres?