La familia Aperribay, dueña de SAPA, no tendrá fácil entrar en el Consejo de Administración de INDRA a pesar de haber comprado el 5% de la compañía a Corporación Financiera Alba. Alberto Terol, vicepresidente y consejero coordinador de INDRA, el mismo que capitaneó la rebelión de los independientes contra el nombramiento de Marc Murtra como presidente ejecutivo, no está dispuesto a que SAPA tenga un consejero porque eso supondría la entrada de INDRA en el capital de ITP.

Terol cuenta con el apoyo de los seis consejeros independientes -su voto sería el séptimo- frente a los cinco consejeros restantes: los dos ejecutivos, Ignacio Mataix y Cristina Ruiz, los dos dominicales que representan a la Sepi, Antonio Cuevas y el ex ministro Miguel Sebastián, y el del presidente, Marc Murtra.

Las cuentas no le salen a SAPA, pero solo de momento, porque el mandato de Terol finaliza dentro de ocho meses, y es muy probable, visto lo visto, que no renueve como consejero.

El caso es que Terol no quiere ni oir hablar de ITP. Recuerden que ese fue el motivo por el que el Gobierno destituyó a Fernando Abril-Martorell: se negó a comprar la compañía vasca, entonces filial de Rolls Royce, porque los británicos pedían 1.600 millones de euros. Demasiado.

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Al final fue el fondo Bain Capital el que ganó la puja (1.600 millones), junto a JB Capital, de Javier Botín y cumplió con los deseos del PNV -y probablemente también de Bildu-, cuya única exigencia era, y es, que ITP no se mueva del País Vasco. El siguiente paso para reconquistar totalmente ITP es la entrada de INDRA en su capital, pero eso tendrá que esperar.

Luego está la segunda derivada, que no es otra que la lucha de poder dentro de la compañía que preside Murtra. Mataix se ha pasado al bando del Gobierno y ahora apoya la operación ITP, frente a Ruiz, que no ha variado un ápice su posición y cuenta con el respaldo de los independientes. Mataix, en cualquier caso, vuelve a estar en la cuerda floja, porque Roma no paga traidores.