Ignacio Mataix se niega a abandonar su puesto como Ceo de INDRA, mientras Marc Murtra, de nuevo en buenas relaciones con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se afianza en la presidencia de la ingeniería.

En la estatal SEPI, propietaria de un 26% de la ingeniería archivan pruebas sobre la presunta ineficiencia de Mataix. Sobre todo, le acusan de no haberse hecho con el contrato para el radar de la nueva fragata de la Armada, que en su parte nuclear ha ido a parar a los norteamericanos de Lockheed Martin.

Ahora bien, tras el desliz de ceses de consejeros independientes, se encargó a Ignacio Mataix, entonces hombre fuerte, que fichara a nuevos consejeros independientes. Así se cerró la crisis con la CNMV, pero ahora, como empresa cotizada que es INDRA no puede cesar al consejero delegado sin razones para ello. La SEPI está dispuesta a aportar esas razones, concretadas en la ineficiencia de Mataix en materia de defensa, la división con más margen de toda la compañía. Además, recuerden que una de las opciones para el futuro de INDRA consiste en la escisión entre la división de ingeniería y la de defensa y transporte. 

Lo que está claro es que el futuro de INDRA pasa por un Marc Murtra que ha vuelto a recuperar la confianza de Pedro Sánchez, con quien le une una amistad desde el momento en que, junto a Jordi Hereu, fueron los dos socialistas catalanes más próximos al presidente del Gobierno. Eso significa que, con más o menos  poder ejecutivo, Murtra será una pieza clave de INDRA, cosa que no se desea para Mataix, con el que ya se prefigura una negociación para fijar su indemnización de salida.