Ultraconservadora Ibercaja. Sus resultados son buenos pero lucen poco
Asamblea de Ibercaja. Se ratifica a Víctor Iglesias como CEO del banco por otros cuatro años. Sin duda un acierto: Iglesias ha demostrado ser un primer ejecutivo sensato, ya es mucho, que ha logrado mantener el rumbo tras el lustro de tipos cero, un reto para cualquier banquero experimentado.
Ya hemos dicho que la revolución cajera, entendida esta como una vuelta al espíritu mutual de las cajas de ahorros, casi hacia el viejo sistema mutual, puede empezar con Ibercaja, en Zaragoza, pero el camino no es fácil
Recuerden: la revolución comienza en Zaragoza. Se trata de no salir a cotizar por nada del mundo. Hasta ahora, su motivo era meridiano: para qué reducir el valor Ibercaja a una tercera parte de su valor contable, nivel al que llegó a cotizar hace sólo un lustro.
Ahora bien, se acaba el tiempo de la malhadada ley Guindos, según la cual, las cajas de ahorros deben desaparecer y, o bien cotizar en bolsa o bien deben cerrar unos poderosísimos fondos de reservas por si vienen mal dadas. Ojo, no hablamos de las provisiones que se exigen a los bancos, hablamos de un fondo genérico de grandes proporciones como alternativa al parqué. Vamos que los cajeros son tontos y los banqueros listos y entonces, una de dos: o se convierten en banqueros o les hacemos la vida imposible. Como si los chicos de la Bolsa tuvieran entrañas de piedad y proporcionaran fondos a una empresa en dificultades y con volumen ilimitado.
Y ahí viene el problema: Ibercaja marcha bien sin duda pero, a pesar de su capacidad de generación de recursos, aún no ha conseguido dotar ni tan siquiera el 40% del fondo de reserva que se le exige. Bien estaría que hiciese un poco de lobby para modificar los términos. No en esencia sino, al menos para reducir las exigencias, cuantitativamente.
Ya hemos dicho que la revolución cajera, entendida este como una vuelta al espíritu mutual de las cajas de ahorros, casi hacia el viejo sistema mutual, puede empezar con Ibercaja, en Zaragoza, pero el camino no es fácil.
Queda mucho para mantener el carácter mutual de la antigua CAZAR (Caja de Ahorros de Zaragoza, Aragón y la Rioja). Y la Fundación Ibercaja sólo tiene el banco para financiarse, mientras Fundación Caixa posee todo un grupo industrial y, además, cotiza en bolsa. Insisto, la bolsa no es una solución pero, sólo sirve para ser considerada una sociedad anónima, alguien de fiar. Sin comentarios.