El Gobierno no descansará hasta que no logre controlar INDRA al cien por cien. Es decir, hasta que no consiga que su hombre, Marc Murtra, se convierta en presidente ejecutivo, como lo fueron sus predecesores, Javier Monzón y Fernando Abril-Martorell. En todo caso, el catalán, ligado al PSC, ya habla como presidente de la compañía, pero eso no basta: quiere mandar y dirigir la compañía. Para eso creó la Comisión de Estrategia, que preside.

Murtra no es el único que se mueve. Ignacio Mataix, consejero delegado del negocio T&D (Transporte y Defensa) ha logrado, de momento, retener su puesto tras su cambio de postura acerca de ITP. Eso sí, le costó el enfrentamiento con el vicepresidente, Alberto Terol, que le considera un traidor por retomar una operación que el Consejo, con Abril-Martorell al frente, había desestimado.

En cualquier caso, Mataix todavía no puede cantar victoria porque enfrente tiene a Terol, que prefiere el liderazgo de Cristina Ruiz, consejera delegada de Minsait. Y bajo el esquema actual, sólo puede haber uno: dos Ceos en una misma empresa es inviable, a no ser que el presidente sea ejecutivo.

Terol ha sabido mover sus hilos, aunque el vicepresidente está cada día más orillado. Sin duda, la salida José Antonio Escalona como secretario del Consejo le ha debilitado. En cualquier caso, Terol provocó la salida de María Rotondo, ahora consejera independiente de Telefónica, -no estaba de acuerdo con sus decisiones- y colocó a su cuñada, Carmen Aquerreta en el Consejo además de propiciar el nombramiento de Silvia Iranzo, todavía molesta con Miguel Sebastián -consejero en representación de la SEPI- por cesarla como secretaria de Estado de Comercio cuando Sebastián era ministro.

Pero no se me pierdan. Lo importante es que el Gobierno está a un paso de controlar INDRA. Y, al fondo, entrar en la operación ITP, empeño particular del PNV y al que necesita Sánchez para aprobar los Presupuestos.