En realidad, la petición del fondo activista sueco Cevian, que ha ido tomando posiciones en el capital de Vodafone -se desconoce cuánto- es que la teleco sea proactiva, sea más agresiva, en el proceso de consolidación del sector en Europa, principalmente en España, Italia y Reino Unido. Y aunque la información de Financial Times no lo concreta, la operación que tiene más opciones de salir adelante en nuestro país es la unión con MásMóvil.

El mandato de Cevian -perdón, petición, que los fondos son muy amables- no significa que Vodafone vaya a cerrar inmediatamente alguna de las negociaciones que tiene actualmente sobre la mesa, porque todo depende un pequeño detalle: que las autoridades europeas de Competencia relajen las restricciones que han ido imponiendo en los últimos años y que han frenado la consolidación del sector. Ese es el debate principal que mantienen actualmente las telecos con Bruselas y que todavía no ha terminado.

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Como decimos, MásMóvil, propiedad de los fondos Provicende, KKR y Cinven, es el principal candidato en España, pero Vodafone tiene más frentes abiertos: en Italia negocia con Iliad, filial del cuarto operador francés del mismo nombre, y en Reino Unido con Hutschinson Three.

Fusionarse o morir. No existen más opciones para las telecos europeas. Sin embargo, lo más preocupante no es que se fusionen y creen grandes grupos -ya saben, la belleza está en lo pequeño-, sino que los que están liderando el proceso son los fondos. Y los fondos no son empresarios, empeñados en sacar adelante un proyecto industrial, sino que únicamente buscan su rentabilidad, aunque eso implique trocear la compañía o despedir de golpe y porrazo a la mitad de la plantilla.

Y eso que los fondos aseguran que ellos no mandan, sólo invierten para sus partícipes.