El presidente del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Íñigo Fernández de Mesa, y su director general, Gregorio Izquierdo, presentaron ayer el informe 'La confianza empresarial y la inversión extranjera en España', elaborado en colaboración con la consultora Kearney.

El informe analiza la evolución y perspectivas de la Inversión Extranjera Directa (IED) en un contexto internacional marcado por tensiones geopolíticas, incertidumbre económica y cambios estructurales de gran calado. “Su propósito es evaluar la percepción de los inversores internacionales sobre los 25 destinos más atractivos para la IED a escala global, identificar los factores determinantes de dicha atracción -como la estabilidad macroeconómica, el marco regulatorio, la calidad institucional y el potencial de crecimiento- y proponer recomendaciones para fortalecer la competitividad de España”, señala el IEE en nota de prensa.

Pues bien: este año España se sitúa en la posición 11 entre los 25 países destinos de IED con mayor potencial de inversión, tras registrar una caída en este indicador de confianza del 13% con respecto el año anterior y retroceder dos posiciones en esta clasificación. La economía española abandona el top 10 tras cuatro años consecutivos de permanencia en este ranking, ampliándose, a su vez, la brecha con Estados Unidos, cuya calificación supera en un 23,3% la de España. En comparación con nuestros principales socios europeos, España se ha posicionado históricamente por detrás de Alemania y Francia, y en 2025 se ha visto igualmente superada por Italia.

Algunos factores que podrían estar deteriorando el atractivo de España para la IED son las cargas burocráticas, la complejidad de la regulación, la inestabilidad política, la inseguridad jurídica o la elevación de costes empresariales en comparación con otros destinos de inversión.

La Comunidad de Madrid concentra más del 64% de la IED en España

Según explica el IEE, “la burocracia excesiva y la complejidad normativa frenan la agilidad administrativa y dificultan especialmente a sectores con regulaciones estrictas. La alta presión fiscal afecta negativamente a la rentabilidad de los proyectos de inversión. A pesar de los avances, España sigue por debajo de la media europea en inversión en I+D+i, lo que lastra su capacidad de competir tecnológicamente. La incertidumbre política y la falta de continuidad en políticas públicas también generan inseguridad entre los inversores. Además, retos globales como la transición digital, la transformación ecológica, el envejecimiento poblacional y las tensiones geopolíticas exigen respuestas estratégicas aún pendientes”.

Con respecto a sus principales socios europeos, España ha perdido competitividad frente a Alemania, Francia e Italia, reflejándose, a su vez, un retroceso general de la UE frente a potencias como EE.UU., Japón y China. Este fenómeno se explica por factores como el menor dinamismo económico, las deficiencias en infraestructura digital y un entorno normativo menos ágil.

Por regiones, la Comunidad de Madrid concentra más del 64% de la IED en España, posicionándose como centro neurálgico por su papel como sede de multinacionales y empresas de servicios. Cataluña ocupa el segundo lugar, aunque con una participación decreciente. Comunidades como el País Vasco y la Comunidad Valenciana están ganando peso, lo que evidencia una progresiva diversificación regional de la inversión.