Antonio Garamendi y Josep Sánchez Llibre
Virginia Guinda se está multiplicando en los medios de comunicación con vistas a las elecciones del día 23 aunque lo cierto es que más probable que España gane el mundial de fútbol a que ella salga elegida. Lejos de recabar apoyos, la candidata está coleccionando rechazos como el que le propinó CEIM el martes.
“La Comisión Permanente de CEIM ha recibido esta tarde a la candidata a la presidencia de CEOE, Virginia Guinda. Tras escuchar sus propuestas, el presidente de CEIM, Miguel Garrido, ha trasladado a Virginia Guinda la decisión firme de la Confederación Empresarial de Madrid, aprobada por sus Órganos de Gobierno, de apoyar la candidatura de Antonio Garamendi a presidir CEOE en las elecciones del próximo 23 de noviembre”, afirmó la patronal madrileña en un comunicado.
A Garrido, uno de los más críticos con Garamendi por la firma de la reforma laboral, y más significativo todavía, uno de los que apoyaban a Gerardo Pérez (Faconauto) contra Garamendi, le bastó un solo comunicado para anunciar la reunión con la candidata y su no apoyo a la misma.
El rechazo de CEIM a la vicepresidenta de Foment del Treball confirma la fractura existente, y cada vez más amplia, entre la CEOE y la patronal catalana, una fisura que cogió cuerpo bajo la presidencia de Juan Rosell, a quien acusaron de mantener una actitud tibia con el separatismo. Recuerden el motivo por el que finalmente Pérez, el candidato de Josep Sánchez Llibre, se echó atrás: no podía ser candidato si su único apoyo era Barcelona.
Fue entonces cuando el presidente de Foment se sacó a Guinda de la chistera. Una candidata improvisada que si gana, en su primera reunión con Pedro Sánchez le pediría un ‘día del empresario’ para socializar su figura, según explicó en la entrevista publicada este jueves en Cinco Días. Mejor sería pedirle que baje los impuestos laborales.
Más incisiva fue Guinda en una carta remitida a los vocales de la Asamblea de la patronal, en la que, según Vozpopuli, denuncia falta de transparencia en la remuneración de Garamendi y plantea que el cargo no sea remunerado. Además del sueldo de Garamendi (350.000 euros), recuerden la polémica surgida por el fichaje 'gratis' de Fátima Báñez que luego resultó ser remunerado, a razón de 240.000 euros anuales. Por cierto, Anfac anunció este jueves que también apoya a Garamendi.