"Se podría argumentar que estamos en suspenso. Estamos en esta situación de esperar y observar", afirmó en la rueda de prensa posterior a la reunión del BCE, Christine Lagarde.
¡Madre mía!, que circunloquio. Quizá es cosa de la traducción simultánea pero nunca he comprendido el por qué de este lenguaje casi, casi, levitativo.
Pues bien, al BCE le sigue guiando la "determinación para asegurar que la inflación se estabilice en nuestro objetivo del 2% a medio plazo", dice su presidenta.
Así que, por primera vez, en un año, deja los tipos en el 2% después de siete recortes de 25 puntos básicos en siete reuniones, y todos ellos, claro está, anticipados por el mercado.
Ante las expectativas del consenso de analistas sobre nuevas bajadas tras el verano, Lagarde asegura: "los mercados hacen lo que tienen que hacer, y nosotros hacemos lo que tenemos que hacer".
Y, para rematar, ha insistido en que el BCE "está bien posicionado para lidiar con aguas turbulentas y con los riesgos que se desarrollarán en los próximos meses".
Sí, mi pequeño saltamontes.
El Consejo de Gobierno volverá a reunirse el próximo 11 de septiembre.
El oro cede ante el dólar. ¿Por qué? Porque la moneda estadounidense celebra el acuerdo arancelario con Japón
Fumata blanca. El presidente de EEUU, Donald Trump, publicaba en su red social Truth Social, el martes pasado, que su Gobierno había cerrado un “acuerdo masivo” con Japón que incluye aranceles ‘recíprocos’ del 15%. Un acuerdo especialmente positivo para las importaciones de automóviles, que iban a ser grabadas con el 25% ¿recuerdan?
Además, enfatizaba Trump, Japón “invertirá 550.000 millones de dólares en Estados Unidos… con lo que se crearán cientos de miles de empleos, algo nunca visto”.
La reacción del oro no se hizo esperar y cedió tras alcanzar máximos de varias semanas el pasado mes de abril en los 3.500 dólares, mientras, precisamente el dólar se fortalecía por las expectativas de un menor riesgo para la economía estadounidense.

Las caídas superaron el medio punto porcentual hasta los 3.421 dólares la onza, caídas que se han hecho más profundas por el posible acuerdo con la UE., concretamente del 1,2% lo que ha llevado su cotización hasta los 3.389 dólares.
Pero no solo el oro sino otros metales preciosos se vieron afectados. La plata al contado perdió un 0,2%, hasta los 39,19 dólares la onza, y el platino bajó un 1,4%, hasta los 1.421,79 dólares.











