Primero, la noticia: el Instituto Vasco de Consumo (Kontsumobile) ha impuesto a Kutxabank una multa de 123.000 euros por no prestar el servicio de caja, concretamente, por no permitir a los clientes recibir ingresos de terceras personas no clientes, uno de los servicios de caja básicos de toda la vida.

Además, la entidad ha sido sancionada por eliminar la posibilidad de realizar pagos o ingresos en efectivo, en ventanilla, algo que vulnera “la obligación establecida por la normativa de protección a la persona consumidora de aceptar los medios de pago admitidos legalmente”, señala el organismo.

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Todo esto sucede cinco días después de la foto de Nadia Calviño y las patronales AEB y CECA escenificando un gran acuerdo para mejorar la atención al cliente bancario y el “alivio de familias más afectadas por la subida del Euribor”, como difundió Economía en Twitter. Significativas fueron las palabras de Carlos San Juan -campaña ‘soy mayor, no idiota’-: el trato al cliente mejora, pero muy despacio.

En cualquier caso, ¿cómo va a mejorar el servicio al cliente si las entidades no paran de ajustar sus plantillas, principalmente la de red, y siguen cerrando oficinas? Kutxabank cerró 65 oficinas (el 8,4% de la red), suprimió 104 cajeros automáticos (-6,5%) y concluyó 2022 con 182 empleados menos (-3,5%) respecto al año anterior. Y no estamos hablando de unos ajustes especialmente traumáticos dentro del sector.

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