La prima de riesgo española ha superado este lunes los 100 puntos básicos, algo que no se veía desde 2020, después de cerrar el viernes ligeramente por encima de los 90 puntos. La culpa la tiene la crisis ucraniana, que amenaza con disparar el precio del crudo -el barril de Brent ya está en 96 dólares- y la inflación en EEUU, que cerró enero en el 7,5%, su nivel más alto en cuarenta años.

Las previsiones apuntan ahora a siete subidas frente a las cinco inicialmente previstas, cada una de ellas de 0,25%, siendo la primera en el mes de marzo.

La presidenta del BCE, por su parte, salió al quite el viernes para tranquilizar a los mercados: no acelerará la subida de tipos en la eurozona porque hacerlo “no resolvería ninguno de los problemas actuales”, afirmó en una entrevista en un diario alemán. Con su política monetaria, Lagarde sigue alentando la irresponsabilidad de los políticos como Pedro Sánchez, que continúan aumentando la deuda pública.

Recuerden: por cada punto que suban los tipos, los intereses de la deuda española aumentarán en 15.000 millones de euros. Y eso solo los intereses.

Sea como fuere, la crisis de deuda ya ha comenzado a asomar la patita en nuestro país, con la subida de la prima de riesgo y el repunte de la rentabilidad del bono a 10 años -referencia del mercado-, que se acerca al 1,25%, superando el nivel alcanzado durante la primera ola de la pandemia.

La deuda pública comienza a ser un lastre importante para la recuperación económica de España. En realidad, siempre lo ha sido.

Y la crisis ucraniana también se ha dejado notar en el Ibex, que cerró este lunes con una caída del 2,5%, en los 8.573 puntos.