Rosa María Carabel, Nadia Calviño e Inés Rey
El congreso de la Confederación Española de Directivos y Ejecutivos (CEDE) ha celebrado su edición 2024 en La Coruña, dedicado al 'Liderazgo en tiempos de IA' (Inteligencia Artificial). La cita anual se ha convertido en un espejo de los hombres de empresa españoles, sean o no propietarios de sus negocios y su presidente, Isidro Fainé, intenta que la labor empresarial no se desligue de la moral, perdón de la ética. En otras palabras, que ser empresario debe consistir en algo más que en ganar dinero.
Enrique Goñi: la IA no debe tener forma humana: no a los robots-humanoides. Nosotros somos carbono y ellos son silicio. Somos otra cosa y no debemos parecer la misma cosa
Pero no me agradó nada el discurso de la coordinadora del Congreso, Rosa María Carabel, CEO de Eroski. Comenzó con el "todos y todas" futuros lideres y futuras líderas (lo correcto es lideresas pero el término no tiene mucho atractivo). Mal empezamos, Rosa María señora presidente del Comité Organizador.
Nos empieza diciendo algo trascendental: que la mayoría de los asistentes, contando la vía telemática de acceso al congreso, son mujeres. Ella misma se pone de ejemplo: dirijo una cooperativa en la que el 77% somos mujeres y las directivas también: ni el 76 ni el 78, mismamente el 77%. Estuve a punto de denunciarla al Club de Hombres por marginar al varón en su cooperativa compañía. Y si no lo hago, es porque el Club de Hombres no existe.
Y ya puesta en modo feminista, nuestra coordinadora da rienda suelta a todos los tópicos woke. Nos habla de los distintos "modelo de familia" a los que la empresa debe adaptarse. Pues mire usted, señora, no existen distintos modelos de familia sino un sólo modelo y una sola familia: la formada por hombre y mujer y recibe el nombre de familia natural porque viene marcada por la naturaleza. En efecto, es la que impone la naturaleza y el resto son artificios, porque no son naturales.... y porque no aseguran que la raza humana perviva sorbe la faz de la tierra.
Y así, el Congreso CEDE revive un fenómeno cada día más habitual, también en ambientes empresariales: el discurso público no recibe aprobación alguna, pero nadie quiere darse el mal rato que implica posicionarse, en público, como políticamente incorrecto.
Estoy seguro de que el 100 por 100 de los hombres presentes en el Congreso CEDE no se creyeron las tontunas de Rosa María Carabel y el 100 por 100 de las mujeres estaban pensando en cómo podrían aprovechar el mariachi feminista del 'nosotros y nosotras' (una incorrección semántica y hasta conceptual) en beneficio propio.
Eso sí, las que ponían un micrófono delante se posicionaban a favor de 'mi querida amiga' Carabel, pero es que, en la sociedad woke, todos somos esquizofrénicos: somos nosotros mismos en cualquier latitud, en cualquier situación, pero nos transformamos en cuanto nos ponen delante un micrófono o nos enfoca una cámara.
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Carabel continúa, que una buena feminista no puede dejarse en el tintero el resto de la amalgama woke. Así nos habla de ecología, ante todo del cuidado que exige el pobrecito planeta, de la necesaria y urgente digitalización de todos y todas y, cómo no, del 'bulo del bulo', es decir, de la feroz desinformación, posiblemente proveniente de la ultraderecha.
Les habla el fundador del decano de la prensa electrónica española, que Hispanidad nació en 1996, apenas llegada Internet a España. Por tanto, comprenderán que poco tengo contra la digitalización. Lo que me preocupa es ese sesgo de muchos digitalizadores y del mismo aparato empresarial, que parecen confundir digitalización con mecanismo y trashumanismo, contribuyendo así a esa corriente, inhumana y antihumana, que relega al hombre a la condición de culpable: culpable de la destrucción del planeta, por ejemplo.
Por no hablar de la corriente de soberbia infinita del creador de IA, que se siente Dios porque ha creado 'inteligencia generativa', vida inteligente superior a la humana... cuando lo único que han creado es un ordenador que cuenta más rápido de los ordenadores actuales.
Luego hablaremos de una de las mejores aportaciones al Congreso CEDE: la de Enrique Goñi, presidente del Instituto Hermés, por los derechos del hombre frente a la máquina.
Por otra parte, ante la explosión de libertad informativa que ha supuesto la llegada de la WWW, la desinformación se utiliza como la gran 'fake news'. Me explico, no es que no existan las mentiras y los errores en la transmisión de información -siempre han existido- sino que la mentira tiene las patas cortas y, también en la sociedas de la información, se coge antes a un mentiroso que a un cojo.
La presunta lucha contra la desinformación no es otra cosa que censura: acusando a alguien de soltar bulos consigo que todo aquel que no piensa como yo sea sometido al silencio. Que la señora Carabel sea aplaudida en el Congreso CEDE por contribuir al gran bulo del bulo, me preocupa.
Con esta introducción 'carabeliana', el Congreso CEDE 2024 quedó marcado por la ideología de género y aún descubro algo más preocupante: los directivos españoles no se atreven a enfrentarse a los principios woke. Esto sí es que es preocupante. Carabel recibió un aplauso de rigor y ahí empezó la debacle.
A continuación aparece en el atril Nadia Calviño. Está emocionada pero no se preocupen: le sucede a menudo.
La presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) proporciona un dato importante, lo digo en serio: por encima de 500 millones de euros de financiación, la empresa europea no encuentra capital. Ahora bien, el dato es importante y la comparación con Estados Unidos, donde existen compañías apalancadas hasta en un 70%, que siguen creciendo, con pérdidas, un año tras otro (ejemplo, Netflix) demuestra que las empresas europeas no pueden competir con las americanas porque éstas acceden a un capital fácil y a las europeas se lo prohiben.
De cualquier forma, no deja de llamar la atención el planteamiento sanchista de doña Nadia: señora, si el problema es la falta de financiación de la empresa europea, usted que dirige el Banco Europeo de Inversiones (BEI), ¿no podía hacer algo más en iniciativas empresariales europeas a medio y largo plazo?
Ahora bien, lo peor es que Calviño interpreta el dato en otro sentido: para mejorar la economía hacen falta grandes empresas. No, para mejorar la economía hace falta igualdad de oportunidades a la hora de emprender una proyecto, sea pequeño o grande.
La presidenta del BEI Nadia Calviño, se obsesiona con la gran empresa y el capitalismo de escala. Introduce así el virus que ya nos dañaba antes del woke: todo tiene que ser grande: los fondos mandan pero los fondos no son propiedad privada
Más cuestiones. Interviene Enrique Goñi, del Instituto Hermés, que lucha contra el maquinismo. Una de las intervenciones más brillantes de todo el Congreso. Podemos resumirla así: estoy con la inteligencia artificial pero estoy también con la defensa de las libertades y de privacidad que "en el ámbito digital no está garantizado". Y aclara: al 64% de los ciudadanos de todo el mundo le preocupa su privacidad frente a la digitalización y la tendencia a la manipulación y el control". Para eso, se precisa que alguien regule los algoritmos de la IA.
Propone Goñi una agencia europea de certificación algorítmica. Y algo más: la IA no debe tener forma humana. No a los robots. Tenemos que ver un cacharro, un trozo de mineral, pero nunca el sucedáneo de una persona... porque nunca será mi amigo: "Nosotros somos carbono y ellos son silicio. Somos otra cosa y no debemos parecer la misma cosa". Mi enhorabuena a don Enrique.
Más sobre el Congreso CEDE. El director del Centro Nacional de Supercomputación, Mateo Valero, aclara que la IA no es más que computadores más potentes. Máquinas que no son inteligentes, sólo potentes: hacen más deprisa que el hombre lo que el hombre les ha enseñado a hacer. Y esto es un salto tremendo, pero no conviene personificar a la máquina: sólo es un ayudante de la inteligencia humana que cuenta y opera mucho más rápido que la inteligencia humana. Entre otras cosas porque la inteligencia artificial es artificial pero no es inteligencia.
Luis de Valdivia, de Ecoener, pide seguridad jurídica y energía barata. Bien pedido, pero Valdivia sabe muy bien que la energía barata no es posible con molinillos y huertas solares.
Un gran congreso pero me preocupa, mucho, que los directivos españoles y tengan miedo, casi pánico, a enfrentarse al woke de... feminismo, ecologismo, trashumanismo y censura 'buloniana'.
Por cierto, volviendo al nosotros y nosotras, hasta el Rey, Felipe VI, que clausuró el Congreso CEDE, incurrió en el muy ridículo lenguaje inclusivo y felicitó a las directivas y ejecutivas. Majestad, un poquito de por favor.