El Comité Ejecutivo extraordinario de CEOE ha acordado plantear una subida del salario mínimo interprofesional (SMI) de hasta el 1,5% para 2026, lo que supone alcanzar los 1.202 euros brutos al mes, en catorce mensualidades, y no exentos de tributación al IRPF. Recordemos que los sindicatos CCOO y UGT plantearon un incremento de esta renta mínima del 7,5%, hasta los 1.273 euros brutos al mes por catorce pagas, con tributación obligada en el IRPF.

Según han defendido la patronal a través de un comunicado, esta subida está en línea con la prevista para los empleados públicos para el próximo año y de acuerdo con los objetivos de la Directiva Europea de Salarios Mínimos a la hora de fijar el SMI. “Para respetar la negociación colectiva, condicionamos esta subida del 1,5% al cumplimiento de las reglas de absorción y compensación del Estatuto de los Trabajadores”, señalan los empresarios. 

Empecemos por el final: la subida propuesta por la patronal es rácana, con 1.200 euros no se puede vivir dignamente, ni formar una familia, ni acceder a una vivienda, ni plantearse poder afrontar la subida del coste de vida. 

Ahora bien, seguimos, recuerden la doctrina social de la Iglesia: no es el mercado el que debe marcar los salarios sino las necesidades de cualquier asalariado para sacar adelante a su familia. Y en un país donde los sueldos bajos son muy bajos y los sueldos medios son inferiores a los vigentes en Europa, está muy bien que se siga subiendo el salario mínimo, así que la mera propuesta es de felicitación.

Más, hay que tener en cuenta otro punto, la subida es rácana, pero hablamos de que los empresarios están al límite, y esta propuesta llega ante la negativa de la CEOE a negociar los permisos por defunción y el despido, hartos de las ideas de bombero de Yolanda Díaz.

Hasta aquí los elogios y las comprensiones, tanto para Gobierno, como para sindicatos y patronal. Todos coinciden en tan solo una cosa: tributación obligatoria. Por tanto, el nuevo SMI de 1.200 euros que propone la patronal habla en términos brutos y como a la señora Marisu Montero no le da la real gana deflactar el IRPF, el receptor del SMI empezará a pagar renta, al menos la quinta parte de ellos. Y ojo, tributarán, a menos que Junts fuerce que no se haga, como ya pasó con la anterior subida.

Pero falta la trampa más oculta: faltan las cotizaciones empresariales que paga el empleador directamente a Moncloa, cuatro veces más de las que figuran en nómina. Y que la OCDE ya ha dicho que son las terceras más altas. Así, para el empleador, el trabajador de SMI saldrá por más de 1.500 euros. 

Es muy simple, la propuesta que deberían hacer tanto patronal como sindicatos es: subir el salario neto y suprimir el pago de todos los impuestos, todo tipo de impuestos, IRPF y cuotas, en nómina o con cargo directo al empleador, para los perceptores del salario mínimo.