Rodrigo Buenaventura perdió el martes una gran oportunidad para explicar por qué las empresas cotizadas apoyan, cada vez con más empeño y con campañas más costosas, las políticas feministas y de apoyo a la comunidad LGTBI, contraviniendo, en muchos casos, la voluntad de sus accionistas y clientes.

“¿Qué hacen las compañías no siendo ni tecnológicamente neutrales ni ideológicamente neutrales?”, le preguntó el diputado de Vox, Rubén Manso, pero el presidente de la CNMV esquivó la cuestión y no dijo nada al respecto, a pesar de que una de sus funciones consiste en proteger los intereses de los accionistas minoritarios.

Manso puso el ejemplo de las quejas vertidas en internet de clientes de Iberdrola que quieren una luz barata en lugar de costosas campañas de marketing para celebrar el orgullo LGTBI.