El martes 14 volvía algo de normalidad al Ibex 35, tras un aciago lunes por la crisis de deuda que se ha desatado en EEUU, y casi todas las energéticas cerraban en verde (menos Enagás) con subidas de entre el 1% y el 2,67%. Parece que les ha gustado que Bruselas haya frenado la ambición de España, pues ha anunciado que reformará el ‘pool’, pero no lo eliminará, y encima ha valorado la energía nuclear y la hidráulica al rechazar que sean los gobiernos los que fijen, o sea, impongan sus precios.

La Comisión Europea, de la mano de su encargada de Energía, Kadri Simson, ha dado a conocer su propuesta de reforma del mercado mayorista de electricidad, al tiempo que ha destacado su importancia a lo largo de más de 20 años: “La configuración actual del mercado de electricidad ha proporcionado un mercado eficiente y bien integrado”, y este ha permitido a los consumidores aprovechar los beneficios económicos de un mercado único de la energía, ha garantizado la seguridad del suministro y ha estimulado el proceso de descarbonización. Es cierto que el sistema marginal necesita evolucionar, pero no debe eliminarse, como pretendía la propuesta de España liderada por Pedro Sánchez y Teresa Ribera, que quería convertir al Gobierno en el comprador único de la energía, y que suponía una vuelta al Marco Legal y Estable felipista (1988-1997).

Apostará por medidas que incentiven los contratos a largo plazo (los famosos PPA) con producción de energía no fósil y también impulsará los contratos por diferencias a largo plazo (CfD). Dos tipos de contratos que también respaldaba España en su propuesta

Con su reforma, la Unión Europea buscará acelerar el aumento de energías renovables y la eliminación progresiva del gas, así como hacer que las facturas dependan menos de la volatilidad de precios de los combustibles fósiles y que los consumidores estén más protegidos ante futuras subidas drásticas de precios y posibles manipulaciones de mercado. Por ello, apostará por medidas que incentiven los contratos a largo plazo (los famosos PPA) con producción de energía no fósil -y esto podría incluir a la nuclear-, reduciendo el impacto de los combustibles fósiles en las facturas eléctricas; y también impulsará los contratos por diferencias a largo plazo (CfD) -donde se fija un precio máximo para la energía y al final del contrato, si el valor en el mercado ha superado el tope fijado, el productor recibe la diferencia-. Dos tipos de contratos que también respaldaba España en su propuesta.

Claro que Bruselas también refiere que se podrá seguir optando a contratos con fijación dinámica de precios para aprovechar la variabilidad de precios y utilizar la electricidad cuando esta sea más barata. Asimismo, busca proporcionar a los productores de energía unos ingresos estables y proteger a la industria de la volatilidad de precios, apostando por el apoyo público a nuevas inversiones en generación inframarginal y sostenida de electricidad renovable y no fósil (incluye nuclear e hidráulica, por ejemplo), que tendrá que adoptar la forma de contratos bidireccionales por diferencias, mientras que los Estados miembros estarán obligados a canalizar los ingresos excedentarios hacia los consumidores. Una propuesta de la Comisión Europea que ahora afronta un largo camino (deberá ser debatida y aprobada por el Parlamento Europeo y el Consejo para entrar en vigor) y Simson no espera que esté lista hasta 2024.

Desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, como es lógico, no hablan de que su idea ha quedado algo descafeinada, sino que señalan que acogen “con satisfacción la propuesta”, porque “recoge buena parte de las soluciones propuestas por España”

A la patronal eléctrica española, Aelec -formada por Iberdrola, Endesa y EDP-, le ha gustado la propuesta de Bruselas, no como sucedió con la de nuestro país. De hecho, la han valorado “positivamente”, destacando que no supone una ruptura del ‘pool’, sino una “evolución”. Entre algunos aspectos más concretos, ve “acertado” el planteamiento de contratos a largo plazo porque son la forma más directa de trasladar a los clientes los beneficios de la generación renovable y positivo que no se cuestione que los mercados mayoristas a corto plazo estén basados en precios marginales.

Por su parte, desde el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, como es lógico, no hablan de que su idea ha quedado algo descafeinada, sino que señalan que acogen “con satisfacción la propuesta”, porque “recoge buena parte de las soluciones propuestas por España para mejorar el diseño del mercado eléctrico”. Entre ellas, destaca el protagonismo de los PPA y los CfD, y subraya que “se abre una nueva etapa que debe culminar con la adopción de la reforma del mercado antes del final de la legislatura europea”.