BMW recibe premio bursátil este viernes al confirmar las previsiones anuales, tras elevar ingresos y ventas en los nueve primeros meses. Y todo ello, a pesar del desplome del beneficio neto (-41,8%).

El fabricante automovilístico alemán es dueño de la marca que le da nombre y también de Mini y Rolls-Royce y además vende motos. Eso sí, en España se comporta como la mayoría de los grupos asiáticos: no fabrica aquí ni crea empleos industriales, sólo le gusta vender sus coches. A ello hay que sumar que China aporta un tercio de su facturación y allí sí cuenta con plantas de producción.

El grupo BMW ha aumentado sus ingresos un 9,2%, a 112.530 millones de euros, gracias a las ventas de 1,83 millones (+5,1%) de coches y de 164.908 (+3,5%) motocicletas. A pesar de que el beneficio operativo ha aumentado un 34%, a 14.070 millones, el beneficio neto se ha desplomado un 41,8%, a 9.551 millones, eso sí, 8,2 puntos menos del derrumbe que tuvo en el primer semestre.

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Sólo en el tercer trimestre, los ingresos han aumentado un 3,4%, a 38.458 millones, gracias a las mayores entregas (+5,8%) y entre ellas, destaca el crecimiento del 80% en las de modelos eléctricos puros. Por su parte, el beneficio operativo ha crecido un 18,2%, a 4.352 millones, siendo superior al esperado por los analistas, aunque el beneficio neto ha bajado un 7,7%, a 2.900 millones por un efecto contable que había mejorado considerablemente el beneficio del grupo en 2022. Su presidente, Oliver Zipse, ha señalado que las cifras reflejan que sus productos “sólidos” generan una fuerte demanda en todas las tecnologías de propulsión, situándoles en el “buen camino” para lograr los objetivos.