El año que ahora termina se podrá recordar por muchas cosas y acontecimientos, y también como el ejercicio en el que más quedó patente el ‘pasotismo’ de los bancos españoles respecto al Banco Central Europeo y al Banco de España.

En la era de la peseta -la moneda española antes del euro-, al BdE le bastaba una leve indicación para que el sector, o una entidad concreta, se pusiera firmes y actuará en consecuencia. Actualmente, los mensajes lanzados desde el palacio de Cibeles parecen no calar lo más mínimo en los bancos, que siguen su hoja de ruta como si nada.

Efectivamente, uno de los mensajes en el que más ha insistido Pablo Hernández de Cos ha sido el de la prudencia ante la enorme incertidumbre que se cierne sobre el futuro de la economía en general y del sector financiero en particular. Queridos bancos, tenéis que aumentar las dotaciones para cubrir futuros impagos, que llegarán tarde o temprano.

¿Cuál ha sido la respuesta? Ya provisionamos en su momento y, hasta hoy no vemos signos preocupantes que nos hagan pensar en un aumento significativo de la mora en el corto plazo. Además, el sector aún no se ha recuperado en bolsa y un recorte del beneficio no ayudaría.

Con el BCE pasa otro tanto de lo mismo, esta vez en materia de gobernanza. En Fráncfort no gusta el modelo más extendido en la banca española -presidente ejecutivo y CEO- y presiona para que adopten el modelo anglosajón de presidente no ejecutivo (chairman) y CEO con plenos poderes.

El modelo ni siquiera se cumple en Bankinter con Pedro Guerrero y María Dolores Dancausa como presidente no ejecutivo y CEO, respectivamente, porque, quien ordena y manda es el dueño del banco, Jaime Botín.

Sabadell sería el único que cumpliría con la recomendación del BCE, pero se hace muy difícil pensar que después de 21 años como presidente ejecutivo, Josep Oliu no ejerza alguna función ejecutiva.

El BCE, en cualquier caso, no se rinde y en 2022 ha insistido en varias ocasiones para que adopten el modelo chairman. Una recomendación que las entidades españolas no han secundado, argumentando que su modelo -Santander, BBVA, Caixabank…- cumple las recomendaciones de buen gobierno corporativo. Lo importante, según ellas, es que las funciones del presidente y el CEO estén bien delimitadas.

Veremos qué nos depara 2023.