La reunión de los presidentes de la gran banca española con la vicepresidente primera del Gobierno, Nadia Calviño no era más que un intento de arreglar la chapuza en la que se había metido Pedro Sánchez.

Botín envió a la reunión a su Ceo, José Antonio Álvarez, encima Ceo saliente

De entrada, días atrás asegurábamos en Hispanidad que Ana Botín e Ignacio Galán capitaneaban la rebelión del IBEX conta las chapuzas del Sanchismo y contra la inseguridad jurídica que genera un presidente con diarrea legislativa, que encima cambia de política según el aliado con el que le interesa formar en cada momento o según cómo reaccione su socio de Gobierno. 

Pues bien, cuando Sánchez comete su enésima chapuza, y sin ni tan siquiera consultar, no al sector, sino a su propia ministra de Hacienda, que se quedó pasmada, cuando anuncia un nuevo impuesto para la banca, la ruptura llega al final. 

Y así, a la reunión de hoy han acudido los presidentes de BBVA, Sabadell, y Caixabank pero Ana Botín decidió plantar a Nadia Calviño y envió a José Antonio Álvarez, su Ceo, que encima es Ceo saliente porque ya tiene nombrado a su sucesor. 

En cualquier caso, la megachapuza de Sánchez resulta imposible de aplicar. Por lo tanto, de lo que se trata es de cambiar el impuestazo a la banca y disfrazarlo con algún compromiso por los más vulnerables.

El cabreo de los banqueros con Nadia Calviño crece aún más cuando responde e Ione Belarra con un modoso "no hay que criminalizar a la banca"

Peor el cabreo continúa. La ministra Ione Belarra amenazaba horas antes de la reunión, con una condena de 10 años de cárcel al banquero que se atreva a repercutir el nuevo impuesto -insisto, impuesto imposible- sobre el cliente de banca. 

El cabreo de los banqueros con Nadia Calviño viene por su respuesta a la amenaza de la sinsentido de Ione: aseguró en TV, horas antes de la reunión con los banqueros, con un modoso "no hay que criminalizar a la banca". A los banqueros no les basta tan educada respuesta.