Alfredo García, más conocido en Twitter como Operador Nuclear, ha lanzado una campaña en Change.org para salvar las centrales nucleares españolas que ha recogido más de 5.000 firmas en sólo 24 horas y ya supera las 5.400. Y es que defiende que su cierre no sólo “es un suicidio”, sino que elevará el precio de la luz, las emisiones y la dependencia energética del exterior.

García sabe bien de lo que habla, pues es ayudante de jefe de turno en la central nuclear de Ascó, tiene licencia de operador de reactor y supervisor, y también es ingeniero de Telecomunicaciones, licenciado en Comunicación Audiovisual y divulgador científico. Asimismo, como profesional nuclear se ha adherido al ‘Manifiesto en defensa de las centrales nucleares como fuente de energía estratégica en España’, con el que la Sociedad Nuclear Española (SNE) ha dado un serio aviso al Gobierno porque “hoy no se puede prescindir de la nuclear por seguridad de suministro y objetivos de descarbonización”.

En la campaña de recogida de firmas, Operador Nuclear subraya que el calendario de cierre del parque nuclear español contempla la reducción de unos 4 GW (gigavatios) de potencia instalada entre 2027 y 2030, lo que supone “perder un 12% de la electricidad generada en nuestro país y una fuente de energía que está conteniendo los precios del mercado mayorista”. Algo que sucederá si no se rectifican dichos cierres en la próxima revisión del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), algo que la vicepresidenta ecológica, Teresa Ribera, no se plantea y quiere dejar para el próximo gobierno. García refiere que tanto la Agencia Internacional de la Energía (AIE) como el colegio de Enginyers Industrials de Catalunya (EIC) en informes publicados recientemente, advierten al Gobierno del riesgo que supone el cierre de los reactores nucleares españoles. Y a esos cuatro primeros cierres se sumarán los de los tres restantes hasta 2035, perdiendo “más del 20% de la producción eléctrica y un tercio de la producción baja en emisiones de gases de efecto invernadero, que será sustituida esencialmente por centrales de ciclo combinado, que queman gas natural”. Es decir, que cerrar los siete reactores españoles se traducirá en “un mayor precio de la electricidad, más emisiones y mayor dependencia energética del exterior”.

Nuestro país no debería repetir el error de Alemania y su política verde, que les ha llevado a cerrar 14 de sus 17 reactores nucleares y los tres últimos verán su fin el próximo abril, y a disparar el uso del carbón

Alfredo García también  refiere en su Twitter unas recientes declaraciones del presidente y CEO de Naturgy, Francisco Reynés, en las que este niega que haya motivos para cambiar el calendario de cierres de las nucleares, pero claro es que su gran negocio es el gas. Por su parte, José Bogas, CEO de Endesa, no sólo ha señalado que el hidrógeno verde hoy es inviable, sino que al hilo de la revisión del PNIEC “creo que hay que prolongar la nuclear porque creo que no vamos a llegar a los objetivos de bombeo, almacenamiento, termosolar, hidrógeno...”. 

No hay que olvidar que en España “nos estamos quedando solos en nuestra estrategia de cierre nuclear”, como refirió hace unos días Héctor Dominguis, que acaba de dejar la presidencia de la SNE en manos de Emilio Mínguez. Y es que Francia ha impulsado una alianza que han suscrito otros once países (Suecia, Bulgaria, Croacia, Finlandia, Hungría, Países Bajos, Polonia, República Checa, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia), para defender que la energía nuclear nos permite alcanzar los objetivos climáticos, producir luz y garantizar la seguridad de suministro. Una alianza que no sólo apoya nuevos proyectos nucleares sino también la explotación de las centrales existentes.

Nuestro país no debería repetir el error de Alemania y su política verde, que les ha llevado a cerrar 14 de sus 17 reactores nucleares y los tres últimos verán su fin el próximo abril, y a disparar el uso del carbón. Es más, la localidad de Lützerath desaparecerá para ampliar una mina de carbón ante la necesidad de más suministro en plena crisis energética y el descenso del gas ruso. ¡Qué verde es Alemania! Claro que en el país ya hay cambios de opiniones, por ejemplo, las de un científico y una historiadora que ahora subrayan que el país no puede prescindir de la nuclear.

Tanto España como Alemania deberían aprender de muchos países europeos que respaldan esta energía que produce electricidad de forma estable, barata y sin emitir CO2. Entre ellos, Finlandia, donde presumen de su energía nuclear en el aeropuerto, por ejemplo.

Finlandia presume de su energía nuclear