De acuerdo con las Cuentas Anuales de ABANCA de 2014, en diciembre de 2013, el grupo venezolano Banesco, liderado por D. Juan Carlos Escotet, adquirió el 88,33% de Novagalicia Banco (“NCG”) por un total de 1.003 millones de euros. La operación se realizó a través de su filial Banco Etcheverría y la sociedad Banesco Holding Financiero 2, S.L.U., posteriormente renombrada como Abanca Holding Financiero, S.L.U.
En su momento, ninguno nos echamos las manos a la cabeza, pero con el paso de los años esta operación revela lo que posiblemente sea el negocio del siglo en el sector financiero español.
¿Qué aportó el Estado?
Antes de la venta, el Estado español inyectó más de 9.000 millones de euros (sumando tanto las ayudas realizadas a las anteriores cajas que formaron NCG, Caixa Galicia y Caixanova, como posteriormente al propio NCG y por procesos judiciales por ERES etc.). En concreto, una vez hecha la escisión del negocio bancario que dio lugar a NCG (la actual ABANCA), el Estado inyectó aproximadamente 6.226,7 millones de euros, casi nada:
- 5.425 millones del FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria).
- 801,7 millones del Fondo de Garantía de Depósitos.
- Además, la entidad transfirió activos problemáticos a la SAREB, el “banco malo”.
Estas ayudas sanearon al grupo, desde luego. En el momento de la venta, al cierre del ejercicio 2013, NCG Banco contaba con activos líquidos disponibles por valor de 9.831 millones de euros. Este volumen de liquidez permitía a la entidad cubrir 1,36 veces los vencimientos de emisiones mayoristas netas para que se hagan una idea, lo que proporcionó una holgura de 2.602 millones de euros.
Es decir: Escotet compró un banco limpio, capitalizado, y sin exposición inmobiliaria relevante. No heredó un problema: heredó una joya saneada con fondos públicos.
¿Qué pagó Banesco realmente?
El precio de 1.003 millones se distribuyó así:
- 403 millones en 2014, de los cuales:
- 313 millones fueron en efectivo real por el negocio bancario.
- 90 millones se destinaron a la compra de una cartera de créditos fallidos (préstamos morosos que el FROB vendió como lote).
- 600 millones en pagos aplazados hasta 2018 (en tramos de 100, 200 y 300 millones) frente a los resultados del grupo financiero. Sin embargo, estos pagos se completaron anticipadamente en febrero de 2017, tal y como veremos a continuación.
¿Y quién pagó esos 600 millones?
Aquí es donde el negocio se torna brillante… para Escotet. Aunque en 2014 y 2015 no se repartieron dividendos, en cuanto la situación se consolidó, ABANCA distribuyó muchos millones de euros en dividendos entre 2016 y 2018. Los pagos aplazados de la compra se cubrieron con esos dividendos. De hecho, prensa pública de la época se hizo eco de esta noticia con titulares como “Escotet se lleva 650 millones en dos años del chollo de Abanca.”
Escotet compró un banco limpio, capitalizado, y sin exposición inmobiliaria relevante. No heredó un problema: heredó una joya saneada con fondos públicos
Dicho con claridad: compró el banco por 403 millones de cash propio, incluyendo una cartera de créditos fallidos que, aunque no haya información pública sobre el grado de recuperación de la cartera de 90 millones en créditos dudosos que Banesco compró como parte del acuerdo, es razonable suponer que parte fue vendida a fondos especializados o gestionada mediante recobros parciales, práctica habitual en estas operaciones. El resto lo pagó con los beneficios que generó el banco que acababa de comprar.
ABANCA en 2024: resultados espectaculares
En 2024, ABANCA reportó cifras récord:
- Beneficio neto atribuido: 1.203 millones de euros (+69%). En el primer trimestre de 2025 el beneficio fue de 220 millones, un 39% más que un año antes.
- ROTE recurrente: 16,5%.
- Volumen de negocio: más de 128.000 millones de euros.
- Ratio de morosidad: 2,6% (con cobertura del 77,9%).
- Captación de 135.000 nuevos clientes.
- Integración de EuroBic en marcha tras su compra en julio de 2024, lo que ampliará su presencia internacional en 2025.
¿Beneficiario? Ya pueden imaginarse, Escotet y Cía. A 31 de diciembre de 2023, la participación de Escotet en ABANCA es del 84,75%, distribuida así: (i) Juan Carlos Escotet Rodríguez (participación directa): 43,50% y a través de (ii) Escotet Family Office, S.L.U. (control indirecto) 41,25% y para el Resto de accionistas y autocartera: 15,25%
La conclusión es clara, Escotet compró en 2013 un banco limpio, saneado por el Estado, por apenas 400 millones de euros de efectivo inicial. Cubrió el resto de la operación con dividendos futuros de la entidad que acababa de adquirir. Y en 2024, es dueño del 84,75% de una entidad que genera más de 1.200 millones de beneficios al año. Legal, sí. ¿Brillante? También. Pero, sobre todo, un recordatorio de que en España el negocio privado de la banca también puede florecer… sobre el terreno abonado por el contribuyente.