Emiliano García-Page ha asegurado que no quiere vaselina como regalo de Reyes. La pregunta, por si alguien tenía dudas, se refería al posible acuerdo de un partido, el PSOE, con los independentistas de ERC para investir presidente a Pedro Sánchez. Vaselina significa justo eso que están ustedes pensando. Emiliano, no sea usted grosero ni homófobo.

El PSOE se rompe pero a Sánchez no le importa. Sólo Felipe VI podía pararle y  no se ha atrevido

Preguntado por ello, Ábalos se ríe y desprecia a Page: “somos muchos más dirigentes en el PSOE”. Eso está claro. Ahora bien, primero se ríe...

Rodríguez Zapatero inició el proceso y Pedro Sánchez lo culminó: ya tenemos la España guerracivilista y cristófoba. Habrá que repetirlo: lo único que une a socialistas, comunistas y separatistas es su odio a Cristo, concretado en un anticlericalismo montaraz, tal y como corresponde a dos destacados miembros del Nuevo Orden Mundial (NOM). Bueno, no muy destacados pero siempre leales al NOM.

Además, el PSOE se rompe pero a Sánchez no le importa. Sólo Felipe VI podía pararle y no se ha atrevido a hacerlo. Por tanto, que los barones del PSOE se rebelan contra la dirección resulta llevadero.

Así que la situación en la izquierda española es esta: nadie quiere el Frente Popular -¿cómo fiarse de Iglesias o de Rufián?- pero Sánchez advierte a los suyos que el pacto con Podemos no tiene marcha atrás.

Los barones del PSOE se rebelan contra la Dirección. Nadie quiere el Frente Popular pero Sánchez advierte a los suyos que el pacto con Podemos no tiene marcha atrás

La vaselina de Page: Emiliano, no seas grosero… ni homófobo. Y el aragonés Lamban le apoya y Vara duda.

Al final, todos inclinarán la cabeza, como en Navarra donde Sánchez con tal de obtener más poder del PSOE y más apoyo del socialismo hacia su persona no dudó en pactar con los proetarras de Bildu. Comprando con eso, lo de ERC le parece poco, muy escaso.

La vaselina de Page: Emiliano, no seas grosero… ni homófobo. El aragonés  Javier Lamban le apoya y el extremeño Fernández Vara duda. Al final, todos inclinarán la cabeza, como en Navarra

España guerracivilista y cristófoba Zapatero inició el proceso, Pedro Sánchez lo culminó. Dos descerebrados progres -quizás una reiteración- intentando cargarse un país. No lo conseguirán y Sánchez terminará como terminó Zapatero: de la gloria al descrédito más absoluto pero, en el entretanto, tengan el poder… ¡lo que habrá que aguantar!