PP y Ciudadanos han presentado un acuerdo de Gobierno. Con su encantadora simplicidad, Doña Isabel Díaz Ayuso, futura presidenta, esconde su estafa a Vox: asegura que todas las peticiones de Rocío Monasterio han sido recogidas personalmente por ella y serán aplicadas por miembro del Partido Popular. O sea, que mete la zorra en el gallinero.

¿Por qué? Pues porque la principal petición de Monasterio era terminar con las leyes LGTBI, en especial con el lavado de cerebro a los niños menores, resumido en la frase de una niña de cinco años, colegio de Boadilla del Monte, que llegó a su casa y le preguntó a us madre: “Mamá, ¿yo soy niño o niña?”. Como toda niña lo tenía claro… hasta que un ‘comando LGTBI’ posibilitado por Cristina Cifuentes acudió a su cole para darle charlas sobre ideología de género.

Fue el PP de Cifuentes quien introdujo en las escuelas el lavado de cerebro sexual a los niños

Y por cierto, la entonces directora general de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, aplaudió con entusiasmo las dos leyes homosexualistas de la Comunidad de Madrid.

Pues bien, las dos leyes LGTBI de Cristina Cifuentes fueron aplaudidas por Isabel Díaz Ayuso, quien ahora se ofrece como valedora de Vox.

No sólo eso: pasando a los hechos. Ayuso se h quedado en la “posibilidad de llevar al Parlamento regional madrileño una reforma de las dos leyes sobre LGTBIfobia (joé con el palabro) y de Identidad Sexual. Vean el acuerdo completo del PP y Ciudadanos.Según Ayuso con esta nimiedad ya no le quedan excusas a Vox. Una solemne chorrada dado que hubiese bastado con algo muy sencillo: revocar ambas leyes y dejar a los niños en paz.  

Para entendernos, todo esto, y tras lo ocurrido en Andalucía y en Madrid capital.Si Abascal cede de nuevo, como en Andalucía o Madrid capital, Vox desaparecerá.

Y entonces Díaz-Ayuso asegura que de las peticiones de Vox se encarga al PP: mentira, el acuerdo sólo habla de la posibilidad de discutir las leyes LGTBI

Al final, Rocío Monasterio ha demostrado que Inés Arrimadas e Isabel Díaz-Ayuso han mentido y ha salido a escena para desmontar el tinglado.

Desde su cesión en Andalucía la intención de voto a Vox ha caído en picado, tanto el 28-A como el 26-M. Esas cesiones ante la progresía de izquierdas y de derechas sólo ha servido para que el electorado del único partido no progre, Vox, les este abandonado con la sensación de que son “más de lo mismo”.

Por ahora, Rocío Monasterio no ha roto la baraja en Madrid a la espera de esa reunión tripartita que Abascal ha ofrecido a Pablo Casado y a Albert Rivera.

Reunión peligrosa porque Vox deberá romper la baraja ya. Si no, desaparecerá como una UPD cualquiera, en una legislatura.