Las previsiones macroeconómicas del Banco de España presentadas este miércoles son peores que las publicadas en junio. Así, en el escenario más optimista, el supervisor estima que el PIB caerá un 10,5% en lugar de un 9%, mientras que en el escenario más negativo, la caída sería del 12,5%. Por cierto, el Gobierno mantiene que la contracción será ‘sólo’ del 9,2% este año.

El crecimiento en 2021 no será boyante, ni mucho menos, y se quedará en el 7,3% en el escenario más favorable, o en el 4,1% en el más negativo, para terminar 2022 con un aumento del PIB del 1,9% o del 3,3%. Insuficiente si tenemos en cuenta la caída de 2020.

Las previsiones de desempleo son preocupantes. El Banco de España habla de una tasa de paro de entre el 17,1% y el 18,6% en 2020, de entre el 19,4% y el 22,1% en 2021 y de entre del 18,2% y el 20,2% en 2022, tras dos años de crecimiento del PIB.

Y todo esto con un déficit que alcanzará el 10,8% este año (en 2019 fue del 2,8%), el 7% en 2021 y el 5,8% en 2022. La deuda pública, esa que habrá que devolver algún día, cerrará 2020 en el 116,8% del PIB en el mejor de los casos, y en el 120,6% en el peor. En 2021, se situará entre el 115,4% y el 125,6% del PIB y en 2022, entre el 118% y el 128,7% del PIB. Una barbaridad.