Al final han sido las presiones públicas las que han doblegado a la banca acreedora que, como adelantó Hispanidad, lanzó un órdago a la compañía cuya deuda alcanza los 300 millones de euros. El carácter semipúblico de Tubos Reunidos ha sido fundamental para su salvación. Y es que el 5% del capital está en manos del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI), el 6% está en manos del Banco Europeo de Inversiones (BEI), y el 1,8% lo controla el ICO. En total, el 12,8%. Es la ventaja de ser semipúblico… y de operar en Euskadi.

Por su parte, el BBVA, máximo accionista con el 14%, ha tragado con asumir una deuda convertible en acciones que se eleva hasta los 170 millones de euros, en lugar de los entre 100 y 150 millones iniciales. Además, el acuerdo reduce el circulante de los 80 millones de euros iniciales a solo 30 millones.

Por cierto, durante estos últimos meses -la negociación con la banca acreedora comenzó hace un año- varios grupos industriales estudiaron la posibilidad de entrar en la compañía pero finalmente lo rechazaron.

En definitiva, Tubos Reunidos subsiste (ha llegado a subir un 20% en bolsa este martes) pero mucho tendrán que cambiar las cosas para que sea viable en el futuro.