En Hispanidad hemos hablado reiteradamente del modelo que llevó a cabo Juan Villalonga en Telefónica a finales de los años 90 y principios de los 2000. Se resume así: la suma de las partes vale más que el todo. Se trata, en definitiva, de ‘trocear’ la compañía y, como se dice ahora, monetizar cada parte, por ejemplo, sacándolas a bolsa.

Ahora es José María Álvarez-Pallete quien estudia volver a ese esquema ante la presión del mercado, que no ceja en su castigo a la cotización de la compañía. El valor de Telefónica en bolsa apenas alcanza los 18.618 millones de euros, con la acción en los 3,49 euros, y bajando un 2,3% este jueves.

La suma de las partes vale más que el todo, pero, ¿de qué partes estamos hablando? Principalmente de tres: la división de Infra, más concretamente, Telxius; las filiales de Hispanoamérica y Movistar+.

Las opciones son múltiples y van desde la salida a bolsa de una participación minoritaria a la venta de la mayoría -o total- a un fondo de inversión o a un socio industrial.

De todos los activos, Telxius es el que más apetito inversor despierta, aunque no todo: el cable submarino que une Europa con el continente americano no termina de interesar por sus elevados costes de mantenimiento, y eso a pesar de su actividad durante la pandemia, como explicó el CEO de Telefónica, Ángel Vilá, el miércoles, durante unas jornadas organizadas por Morgan Stanley.

Las torres interesan pero el cable, que representa casi el 50% de Telxius, no. Tampoco a Cellnex que, por cierto, vale 25.105 millones de euros en bolsa frente a los 18.617 millones de Telefónica. La compañía que dirige Tobías Martínez, además, acaba de comprar los emplazamientos de Hutchison en Europa por 10.000 millones de euros.

Hispanoamérica sigue siendo un quebradero de cabeza para Pallete. De todas las filiales, unidas en un spin off para facilitar la desinversión, únicamente ha logrado vender Guatemala y Costa Rica. Argentina, Chile, Perú, Uruguay, Colombia, Ecuador, El Salvador y Venezuela continúan prácticamente en la misma situación de hace un año, cuando el presidente anunció la nueva estrategia de la compañía. Sí hubo novedades en México, donde llegó a un acuerdo con AT&T -finales de noviembre de 2019- para utilizar la red móvil de la norteamericana durante un periodo de ocho años.

Sea como fuere, todo está abierto: vender o sacar a bolsa una participación minoritaria, desprenderse de más del 50%, permitir la entrada de un fondo de inversión y quedarse como gestor, vender a un grupo industrial que asuma el control… incluso desprenderse completamente de las filiales.

El futuro de Movistar+ podría ser muy similar. Lo cierto es que los números no acaban de salir, entre otras razones porque el canal #0 es una ruina y la producción de series y películas da para lo que da y, además, es carísima. Pretendientes no faltan para hacerse con la tele -Jaume Roures, por ejemplo-, otra cosa es el dinero que ofrezcan. En cualquier caso, no descarten que Telefónica se quede únicamente como gestor de derechos de retransmisión, por ejemplo, del fútbol, y venda todo lo demás al Netflix de turno.