Vivimos en una crisis de demanda, la peor de todas las crisis. Traducido: que la gente no tiene dinero para comprar. Así que ya puedes hacer el mejor producto... que a lo mejor no te lo compra nadie.

Vamos con Talgo. Con la industria del ferrocarril ha llegado una de las primeras cuentas cerradas a junio de este ejercicio, en las que se puede empezar a vislumbrar la repercusión del Covid-19 en la economía de las empresas industriales del Ibex.

Tras un primer trimestre en el que Talgo mantuvo el tipo con un resultado de 5,3 millones de euros (M€), un 28,8% menos que en 2019, manteniendo el Ebitda con tan solo una reducción del 3%, mientras que la pandemia iniciaba su recorrido por toda la geografía mundial afectando a países donde los intereses de Talgo son importantes. A la vista de los resultados presentados resulta evidente esta afectación y la compañía cruza los dedos para que no sea peor, ya que se encuentra inmersa en proyectos industriales de gran calado y con unos costes de aprovisionamiento registrados en este primer semestre de 128M€.

Pero vamos por partes y pongamos orden al relato. Ya hemos visto el resultado del primer trimestre, contenido, pero claramente a la baja, una tendencia que se ha visto confirmada ya que el resultado acumulado a 30 de junio ha sido de -5,7M€, mientras que el registrado en 2019 fue de casi 14M€ de beneficio.

El golpe ha sido importante al no poder ejercer la totalidad de su actividad y encontrarse con unos costes de aprovisionamiento de 128M€, un 123,2% más que en 2019, y sin en cambio la cifra de negocios, 216,6M€ solo ha crecido un 29,12%. Así, queda clara la parálisis de producción, en especial en el desarrollo de la actividad de mantenimiento que se ha visto especialmente impactada y que depende de la capacidad que sus clientes tengan para reactivar su actividad comercial.

Con el aumento del 29% en la cifra de negocios queda clara la parálisis de producción, en especial en el desarrollo de la actividad de mantenimiento

Los costes en lo que se refiere a las retribuciones a los empleados se han mantenido en los 59M€. Si bien las remuneraciones al Consejo de Administración, presidente y consejero delegado, dentro de los planes de contingencia y ahorro de costes, se han visto reducidas en un 50% para este ejercicio junto con el ERTE para 313 empleados de la actividad de mantenimiento.

El Ebitda ha registrado un ligero descenso de los 15,6M€ en 2019 a los 14,8M€ en 2020 y el beneficio de explotación asciende a 1,8M€ frente a los 20,8M€ del pasado ejercicio. Los costes financieros netos se han situado en 3,9M€, un 4,5% inferiores a los registrados en 2019. La deuda al cierre del semestre asciende a 295M€, lo que significa un incremento interanual del 3,5%, de los que 266,5M€ son deudas con entidades de crédito y de estas el 36,7% son con vencimientos posteriores al 2023 y solo un 3,7% dentro de este 2020.

Con esta situación, el flujo de efectivo por actividades de explotación se ha visto reducido en 30M€ respecto a 2020 y el efectivo total en 44,4M€ en el mismo periodo.

Pese a estas cifras que en verdad se podrían considerar como preocupantes, la compañía antepone un estado de situación bastante optimista, ya que en su informe de “Estado de Situación Covid” reflejan una cartera de pedidos por más de 1.200M€ en proyectos que prevén generar ingresos a largo plazo y una actividad industrial para un periodo de cuatro años, el compromiso de los clientes con la continuidad de los procesos de fabricación y remodelación en curso y una buena posición financiera que asegura la ejecución de los proyectos en curso. Y si a todo ello añaden el plan de contingencias y las medidas de ahorro en costes implementadas para preservar los márgenes de negocio del presente ejercicio, solo falta que el mercado también se lo crea y se refleje en su cotización: el pasado martes cerró en 4,14€ y el miércoles en 4,09€, mientras que en enero cotizaba a 5,94€.

Mucha suerte a nuestra industria ferroviaria porque la va a necesitar.