Talgo ha descarrilado en beneficio neto (-48,4%) por la falta de diversificación -su especialidad es la alta velocidad y no logra arrancar en otros segmentos, como CAF (cercanías, regionales…)-. Y aunque ha avanzado, curiosamente, en bolsa, aún vale un tercio menos que en su debut: este viernes, la acción ha subido un 3,9%, hasta los 6,12 euros, sigue lejos (un 34% por debajo) de los 9,25 euros que marcó en su estreno en el parqué el 9 de mayo de 2015 y que hasta ahora no ha recuperado.

El fabricante de trenes de la familia Oriol solo ha gana 17,7 millones por los menores ingresos (324 millones, un 16% menos) tras la ejecución de varios proyectos, entre ellos, el AVE a La Meca, aunque espera que en 2019 se recuperen en este segmento. Mientras, el Ebitda se ha reducido un 30,7%, hasta 57,9 millones.

Eso sí, la deuda financiera neta (que estaba en 30 millones en 2017) se ha reducido en 134 millones, generando una posición de caja neta de 104 millones. Y otra buena noticia, la cartera de pedidos cerró el año en 2.613 millones y en febrero de este año, ya ha alcanzado los 3.163 millones, aunque está muy por debajo de la de CAF. Talgo tiene que ir a por la diversificación en serio cuanto antes, y tras el traspiés en Letonia (aún no se sabe si finalmente le cancelarán el contrato de cercanías y regionales), más.