No tengo ni la menor idea de quién es Ana Iris Simón pero, por favor, escúchenla. Se les coló en Moncloa -¡qué desastre Iván!- durante la nueva ‘performance’, es decir, sobreactuación, de Pedro Sánchez, dentro del programa propagandístico denominado Plan de Resiliencia (con perdón), esta vez  en el capítulo del “reto demográfico”. Discurso que no llega a los cinco minutos, en primera persona, donde Simón echa por tierra todas las mentiras de Pedro Sánchez y Teresa Ribera sobre la despoblación, sobre Europa y sobre… la resiliencia (con perdón).

Donde habla de que España ha pagado su entrada en Europa con desindustrialización y sólo para tener el triste honor de convertirse en la  Marina d’Or de Europa.

No puedo ver en el vídeo cómo y cuánto aplaudieron Sánchez y Ribera pero supongo que ambos hubieran colgado por los pinreles de buena gana a esta ‘señora con bombo’, el mayor insulto visual para dos progres, como el presidente y la vicepresidenta cuarta.

En la cara del presidente y de Teresa Ribera, Ana Iris Simón asegura que envidia a sus padres y solicita ayudas a la natalidad

La clarividente intervención, sin duda lo mejor del acto, no recogida por RTVE ni por casi ningún medio (yo, al menos, no lo he visto), le dice al Ejecutivo que, si quiere llenar la España vacía, lo que tiene que hacer es ayudar a la familia con hijos, con ayudas directas -salario maternal digno, que lleva años reclamando Hispanidad- y no obligar a los jóvenes de pueblo a arruinarse en las ciudades. Exige fomentar el acceso al trabajo y a la vivienda, justo lo contrario de lo que practican Nadia Calviño y Yolanda Díaz, sobre todo esta última, que odia la propiedad privada, alaban la suya y pretenden hacernos a todos proletarios.

Pide Ana Iris -¡qué horror!- proteccionismo frente al globalismo y exige, directamente, fomentar la natalidad, algo inusitado en un gobierno feminista porque el feminismo odia dos cosas: la virginidad y la maternidad.

Y más: la baja natalidad se paga con envejecimiento de la población y un problema feroz para el pago de las pensiones. El progresismo, prisionero de su propia esterilidad, asegura que hay que acoger a los inmigrantes para que paguen nuestras pensiones. Ana Iris Simón le recuerda al gobierno socio-comunista que eso supone que les estamos robando la jubilación de sus padres, al privarles de sus hijos, a los que hemos convertido en nuestro nuevos proletarios, sustitutos de los hijos que no tuvimos.

Nuestra jubilación no pueden pagarla los inmigrantes… o les estaremos robando la jubilación de sus padres

No sólo hemos sacrificado a Europa y a la globalización nuestra industria a cambio de turismo. También les hemos sacrificado nuestra agricultura y Ana Iris Simón lo pone negro sobre blanco con el ejemplo de sus propia familia emigrada del campo a la ciudad para cambiar su condición de pequeño propietario rural por la de empobrecido proletario urbano. Así se explica el bajísimo índice de natalidad español y la consiguiente quiebra del sistema público de pensiones.

Y así, mientras el señor Sánchez presume de un gobierno feminista, se lleva las manos a la cabeza al contemplar la consecuencia primera de ese feminismo: no hay hijos.

Por supuesto esta mujer embarazada les recuerda que ella dará a luz al mismo tiempo que se le acabará su contrato temporal de trabajo.

Sánchez, ¿quieres fomentar la natalidad? Pues empieza por ofrecer un salario maternal digno, ayudas directas a la madre, que aporta a la sociedad aquello que la sociedad más necesita: hijos. Por cierto, Ana Iris Simón se pitorrea de tanto ecologismo, tanta digitalización… y tan poca industrialización. Porque es curioso: la reindustrialización de España no existe en la nueva economía -con fondos europeos- de nuestro plan de recuperación y de, por supuesto, resiliencia.

Y así, el reto demográfico del sábado 22 se quedó… en otra ‘perfonmance’. Menos mal que todavía quedan personas como Ana Iris Simón para gritar a Sánchez y Ribera que el emperador va desnudo.

Si quiere usted hacer frente al reto demográfico instaure el salario maternal, para que tener hijos no constituya un “salto en el vacío”.

Es el progre-feminismo sanchista el que ha dictaminado que la mujer que tenga hijos es una coneja embrutecida, incapaz de hacer otra cosa que parir

Por su parte, el discurso presuntamente estrella del acto donde irrumpió Ana Iris Simón correspondía a Pedro Sánchez según los tópicos aludidos. Pues verá presidente, el problema no es la despoblación sino el envejecimiento. El problema es que no tenemos hijos. Y hay que ser muy caradura para, desde una postura progresista, señor Sánchez, hablar de plan contra la despoblación cuando es el progre-feminismo, el suyo, don Pedro, el que ha dictaminado que la mujer que tenga hijos, no digamos nada si se queda en casa para criarlos y educarlos, es una coneja idiota y embrutecida, incapaz de hacer otra cosa que parir.

En cuanto al vaciamiento rural, lance usted una política de precios mínimos garantizados y urbanice los pueblos, con cargo al Estado, y verá que pronto vuelven a poblarse los pueblos.

Y no, aunque la digitalización rural es importante no sirve para una población rural analógica, para todos aquellos que tengan más de 50 años, que difícilmente pueden adaptarse a los nuevos tiempos pero no sin dificultad y siempre hasta cierto punto. No son ‘milénicos’.

Pero las cuestiones más profundas, y más inteligibles, las aportó Simón. Escúchenla a ella y lo demás, incluido este artículo, sobra. Lo de Simón es un discurso en verdad femenino, con toda la inteligencia de la mujer puesta al servicio del sentido común.