Este jueves se ha producido ¡un auténtico shock en Madrid! Thelma Krug, la vicepresidenta del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas, ha afirmado que la energía nuclear contamina menos que las renovables. Y es que el IPCC la reconoce como fuente con bajas emisiones de carbono porque las emisiones medias de su ciclo de vida son de 12 g CO2/kWh, similares a las de la eólica e inferiores a las de otras renovables (fotovoltaica, biomasa…).

Todo un golpe al muy ecologista Gobierno de Pedro Sánchez: más de uno habrá hecho ¡¡Prrrrrr!! En especial, la ministra de Transición Ecológica, la muy ‘verde’ Teresa Ribera, quien presume de haber logrado un pacto con las eléctricas para cerrar los siete reactores nucleares operativos en España entre 2027 y 2035.

Araluce (Foro Nuclear) recuerda que la nuclear generó cerca del 35% de la luz libre de CO2 durante el pasado año en España

Para Krug “todas las fuentes energéticas primarias con bajas emisiones -incluyendo las renovables, la nuclear y los combustibles fósiles con captura y almacenamiento de carbono (es decir, térmicas que cuenten con estos procedimientos) tienen un papel importante” en la lucha contra el cambio climático. De hecho, el informe del IPCC recoge que se necesita un aumento significativo de la contribución de la energía nuclear. O sea, lo contrario de lo que pretende hacer Ribera.

El presidente de Foro Nuclear, Ignacio Araluce, ha aplaudido el IPCC, que confirma que se deben usar todas las fuentes libres de CO2 disponibles ante el reto de frenar el calentamiento global. Y recuerda, que la nuclear “lidera la producción eléctrica en nuestro país, al producir más del 20% y es la que más emisiones evita, tras generar cerca del 35% de la luz libre de CO2 durante el pasado año”. Unos datos que “reflejan la importancia y la necesidad de la energía nuclear en la transición energética hacia una economía descarbonizada”. Sánchez y Ribera, tomen buena nota, por favor, o los españoles pagaremos la luz a precio de oro por sus ocurrencias nada ecológicas, aunque presuman de ser muy 'verdes'.