Uno de los problemas del banco que preside Ana Botín es España, donde la tasa de morosidad (5,98%) sigue superando la media del sector, que en agosto se situó en el 4,74%. La reducción de costes vuelve a estar sobre la mesa: 1.000 millones de euros en Europa en dos años, de los que una parte importante serán de España. El banco prevé cerrar, concretamente, 300 oficinas en nuestro país en los próximos dos años, esto es, alrededor del 10% de la red que actualmente cuenta con 3.110 sucursales. El ajuste afectará de manera especial a las duplicidades que aún se dan en algunas zonas de las grandes ciudades, tras la absorción del Popular.

En cuanto a la plantilla, el ajuste afectará, según Expansión, a unos 3.000 empleados, -algo más del 10% de los 27.053 trabajadores-, tanto de la red como de servicios centrales, según Álvarez.

El consejero delegado del Santander ha dado en el clavo: “Hay que aprender a convivir con el Covid”, ha afirmado este martes durante la presentación de resultados hasta septiembre. Álvarez no ve claro el estado de alarma de seis meses que pretende aprobar el Gobierno. “Establecer plazos no me parece lo esencial en este tema”, ha respondido. Hay que ser “flexible” y tener la “mente abierta” para “adaptarse a lo que venga”, ha explicado, lo que recuerda la frase de Chesterton: “tener la mente abierta es como tener la boca abierta: un síntoma de estupidez”. Y concluía: “La mente, como las mandíbulas, sólo se abre para cerrarla de inmediato sobre algo consistente”.

En cualquier caso, y al margen de la posición mental, la afirmación de Álvarez choca frontalmente con la campaña del miedo que ha puesto en marcha el Gobierno tras el verano y que, si nadie lo remedia, desembocará en un nuevo encarcelamiento domiciliario de la población, tan inútil como liberticida.

En cuanto a la plantilla, el ajuste afectará, según Expansión, a unos 3.000 empleados, -algo más del 10% de la plantilla-, tanto de la red como de servicios centrales, según Álvarez.