Fuentes de Moncloa aseguran a Hispanidad que no habrá crisis de Gobierno. Todas las especulaciones que apuntan a una salida de los podemitas del Ejecutivo, salida total o parcial, salida alimentada por las encuestas, son invenciones.

Es más, Pedro Sánchez parece sentirse a gusto con la actual situación: las encuestas, siempre con un Podemos a la baja, le sirven para pararle los pies a Iglesias: yo no dependo de ti, eres tú el que depende de mí.

Además, sabe que el podemita hará lo que sea menester para mantenerse en la mesa del Consejo de Ministros.

En Moncloa preocupa el cansancio de los españoles ante la ruina económica. A estas alturas, ni los retorcidos análisis de Calviño y Escrivá logran ocultar el desastre

En paralelo, Sánchez se podemiza. En plata: Iglesias no aventaja al presidente ni en progresismo, ni en republicanismo, ni en ambición por mantener la poltrona. La única diferencia es que el presidente viste corbata mientras el vicepresidente usa corbata-cordón. Mera cuestión de protocolo.

Además, el ideario de Sánchez se radicaliza por días sin necesidad de que Pablo Iglesias le presione. Es Sánchez  quien amamanta el frentepopulismo de la alianza entre socialistas progres, comunistas y separatistas. En esa mezcla explosiva se encuentra a gusto: pierde votos moderados pero la izquierda y los indepes, y hasta los proetarras, se ven forzados a apoyarle en el Parlamento, así que puede continuar sentado en el sillón presidencial.

Eso si: el Gobierno renuncia a un nuevo confinamiento domiciliario. La doctora María José Sierra, adjunta del ahora ocultado Fernando Simón, volvió a repetir la tesis de Illa, desde la plataforma ‘científica’ y ‘experta’ del Ejecutivo: no habrá un nuevo confinamiento en el hogar, un nuevo arresto domiciliario.

Consenso entre economistas: ¿cuándo y cómo le quitamos la anestesia al paciente España?

Ojo, los españoles a lo mejor lo aceptaban, porque el miedo a la muerte está disparado en España, pero eso nos pondría delante de la hambruna. Sí, hablo de hambre. De hambre y de la carencia de servicios básicos, que muchos españoles ya no pueden pagar: los ahorros se han terminado y la iniciativa económica casi.

Los despachos de los notarios empiezan a sentirse abrumados por la tramitación de concursos de acreedores.

Así que lo que preocupa en Moncloa es el hartazgo de los españoles ante la ruina económica. A estas alturas, ni los retorcidos análisis de Calviño y Escrivá logran ocultar el desastre y el consenso entre economistas: ¿cuándo y cómo le quitamos la anestesia al paciente?

Prorrogar los ERTE, los créditos ICO y mantener todo este escenario ficticio con una deuda creciente, es a lo que se aferra Nadia Calviño.

En Moncloa, Iván Redondo afirma que la pérdida de votos la sufre Podemos, no el PSOE. Atención: Iglesias no aventaja al presidente en progresismo, sólo que el uno lleva corbata y el otro cordón

Ahora bien, el problema es que no puedes mantener a un paciente anestesiado a perpetuidad. Antes o después, habrá que despertar a la economía española.

¿Existía y existe otra política económica? Sí, existía: dedicar el endeudamiento monstruoso en el que nos hemos metido a invertir, si fuera el caso por la vía de la empresa pública, porque la privada anda extenuada, en reindustrializar España. Pero Sánchez ha optado por la entelequia del cambio climático y por la obviedad de la digitalización. Ninguna de las dos son políticas económicas de crecimiento y de creación de empleo. La primera por improductiva, la segunda porque la digitalización no es una política competitiva: es simplemente lo que hay. 

Pero, políticamente, Sánchez está muy bien como está. España está al borde de la ruina económica, pero el Gobierno socio-podemita es de lo más estable, a pesar de sus peleas.