Telefónica ha presentado este miércoles los resultados al cierre de septiembre de 2018. A pesar de la importante caída de los ingresos en estos primeros nueve meses de 2018 respecto de igual periodo de 2017 (-7,9%), los beneficios (3.212 millones de euros) han crecido fuertemente (+25,8%). El secreto para conseguir esto ha estado en una fuerte reducción de los gastos generales (-10,6%), particularmente de los de personal (-12,2%). El efecto conjunto de la caída de ingresos y la reducción de gastos ha sido un descenso del resultado bruto de explotación no muy elevado (-4,9%) a pesar de todo, si comparamos, de nuevo, con los tres primeros trimestres de 2017.

El resultado financiero ha puesto el resto con una reducción a un tercio (-66,7%). El descenso no ha sido fruto de movimientos en los tipos de interés, estables en el último año, sino de la fuerte disminución del endeudamiento del grupo (-4.600 millones de euros, -9,3%), lo que habrá incidido en una mejora en las condiciones de financiación de la deuda que aún permanece en el balance.

Telefónica se reduce, como viene pasando desde la recaída de la crisis en 2012 en casi todas las compañías

El beneficio atribuido por acción ha subido más que moderadamente a pesar de todo (+6,1%) y en una jornada bursátil positiva, en la que el Ibex 35 iba subiendo en el momento de escribir este artículo menos del 1%, Telefónica lo hacía casi en un 1,5%, que se ha ido ampliando a lo largo de la sesión. A dos horas del cierre, la subida era superior al 3,1%, con el Ibex en +0,9%.

Telefónica está claramente en un proceso de redimensionamiento a la baja. Su balance se ha reducido en un 3,6%, especialmente sus activos fijos que han decrecido un 4,1%, lo que puede explicar la reducción de sus gastos por amortización (-7,7%), que también ha incidido en la mejora del resultado. El corolario de esta desinversión ha sido la reducción de deuda a corto plazo para mejorar la posición de liquidez del grupo, que al cierre de los tres primeros trimestres de 2017 se presentaba especialmente ajustada. No es que ahora sea óptima, pero no cabe duda de que es sensiblemente mejor, lo que le ha permitido reducir un fondo de maniobra negativo (medido según balance) en un 32,5%.

La capacidad de generación de caja continúa siendo el más logrado triunfo -y siempre acaba por resultar definitivo- de la era Pallete

Así, la tesorería ha crecido en un 18,2% en el último año, a pesar de que el flujo de caja que genera la actividad haya caído (en consonancia con la reducción del resultado bruto de explotación antes apuntado) en un 6,6%, gracias a la fuerte reducción del capítulo de inversiones (-17,7%). En pocas palabras, Telefónica se reduce: menos inversión y menos deuda, como viene pasando desde la recaída de la crisis en 2012 en casi todas las compañías. Sin embargo, y a pesar de la mejora, el pago de dividendos se nos antoja excesivo (+23,3%) para la situación de la compañía.

Habrá que tener especial cuidado en el seguimiento de las actividades en Hispanoamérica, especialmente en la parte sur, donde los ingresos han descendido casi en un 24% y el resultado bruto de explotación, casi en un 30%. Si la estabilidad política vuelve a la zona, y con ella la económica, las circunstancias podrían mejorar.

En cualquier caso, la capacidad de generación de caja continúa siendo el más logrado triunfo -y siempre acaba por resultar definitivo- de la era Pallete. La bolsa se lo ha reconocido con un subidón solo superado por Repsol. Ahora tendrá que decidir qué quiere ser. Por ejemplo, ¿quiere ser una productora de contenidos televisivos?