Entramos en la semana clave para las presentaciones de los resultados del ejercicio 2020 en las principales sociedades no financieras españolas, las financieras lo hicieron ya en las pasadas, con un “plato” principal como lo es la gestora técnica del sistema gasístico, Enagás. En el ejercicio con las condiciones que ha impuesto la crisis sanitaria del Covid-19, el sistema gasista gestionado por Enagás ha operado con total normalidad y el marco regulatorio aplicable a la compañía para el periodo 2021-2026 se ha visto finalizado con un Real Decreto (RD) publicado en el pasado mes de diciembre. Como veremos ahora, la cuenta de resultados de la compañía, que presenta un beneficio después de impuestos de 444,6M€, un 5,1% superior al de 2019, ofrece una comparativa engañosa por situaciones excepcionales en el ejercicio 2019 que veremos a continuación.

Los ingresos por actividades reguladas (operativos) han disminuido en un 6,5% casi 70 millones de euros (M€), hasta los 1.016,3M€, como consecuencia de la menor demanda por el efecto Covid-19. La compensación del incremento en un 5,2% de otros ingresos de explotación hacen que el total de ingresos haya sido un 5,8% inferior al del año anterior. Los gastos operativos han disminuido un 0,7% gracias a la reducción en 9,2M€ de los gastos de explotación y al ligero incremento en 1,5M€ de los gastos de personal.

Los ingresos por actividades reguladas (operativos) han disminuido en un 6,5% casi 70M€, hasta los 1.016,3M€, como consecuencia de la menor demanda por el efecto Covid-19

Una de las partidas clave en el resultado obtenido, y que condiciona el comparativo con el 2019, es el resultado de sociedades participadas, que es de 174,8M€, un 7,9% superior al del ejercicio precedente. Destaca la aportación de 14,6M€ del proyecto del gasoducto Trans Adriatic Pipeline (TAP), puesto en marcha en noviembre y del que controla un 16%, y siendo el primer ejercicio en el que contribuye en ingresos; también la aportación de 27,2M€ de la estadounidense Tallgrass Energy, donde Enagás ha ampliado su participación del 12,6% al 30,2%, con un desembolso de 762,8M€. Así, las participadas han compensado los malos resultados operativos y han hecho que el Ebitda sólo haya perdido 42,8M€ respecto a 2019, un 5,2 en términos porcentuales.

El epígrafe de amortizaciones se ha reducido en 30,6M€ en comparación con el de 2019, por el efecto de las regularizaciones extraordinarias en ese ejercicio y un ligero aumento por las amortizaciones del fondo de comercio de la adquisición de Tallgrass.

El resultado financiero ha sido de -67,7M€, inferior en un 38,9% al de 2019, que fue de -117,4M€. Y es que en este ejercicio han influido resultados no recurrentes de 18,4M€ por diferencias de cambio positivas por compras de dólares para la operación Tallgrass y de 12,9M€ por actualizaciones financieras.

Destacan las aportaciones de 14,6M€ del gasoducto Trans Adriatic Pipeline (TAP) y la de 27,2M€ de la estadounidense Tallgrass Energy, de los que controla un 16% y un 30,2%, respectivamente

Al final, el aumento del resultado obtenido respecto al de 2019 viene dado por extraordinarios financieros y dividendos de nuevos negocios incorporados al perímetro.

La inversión neta del ejercicio asciende a 859,2M€, 153M€ superior a la de 2019, donde 762,8M€ corresponden a la inversión en Tallgrass. La deuda neta crece en 533M€, hasta los 4.288M€, principalmente por la inversión en EEUU, pero hay que tener en cuenta que ya en 2019 la compañía realizó una ampliación de capital de 500M€, además de haber pagado 427,6M€ por dividendos. La liquidez se ha visto mermada en 244M€ y se sitúa en los 2.473M€, con un descenso de 235M€ en su tesorería.

Estas ultimas cifras pueden suponer una rémora para la compañía que a mi modo de ver entra en cifras peligrosas en un contexto con muchas incertezas comerciales, sin los extraordinarios de este ejercicio y con un compromiso del pago de un dividendo de 1,68€ por acción, un 5% más que en 2019, y la previsión de crecimiento de este hasta 1,74€ en el año 2026. Pero a pesar de las actuales incertezas y con un cambio de las perspectivas de las agencias de calificación de estable a negativa, la incertidumbre por la aportación de Tallgrass y el ambiente en el sector energético por la OPA sobre Naturgy, en el pasado ejercicio, el fondo soberano de Abu Dabi (Mubadala, que es dueño del 61,5% de Cepsa) confió en la estabilidad y seguridad de Enagás tomando una participación del 3,103% de su capital por 160M€ en el mes de octubre.