La OPA de IFM sobre Naturgy se ha convertido en un pulso interno en el Gobierno Sánchez. La primera intención era de unanimidad. A nadie le gustaba una OPA que suponía una verdadera concertación de los tres fondos presentes -CVC, GIP e IFM- para deslocalizar una empresa estratégica española. Además, recuerden que en este caso el Gobierno dispone de la norma según la cual mientras dure la pandemia el Ejecutivo debe autorizar cualquier compra de cualquier empresa del Ibex por más del 10% del capital. 

De hecho, la portavoz, María Jesús Montero, aseguró en público que no le gustaba la OPA, mientras la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, aseguró que mirarían con lupa la operación

Ahora bien, a primera hora de la mañana del jueves 18, la CNMV anunciaba que había admitido a trámite la OPA de IFM... Vamos, que lo va a estudiar. Al mismo tiempo, en Moncloa aseguran que no es el momento de poner pega alguna a ningún tipo de inversión

Al fondo, late la cuestión más importante: si el Gobierno admite la OPA de IFM, podríamos encontrarnos con un memorial de lo ocurrido cuando la italiana ENEL compró la española Endesa. Para ser exactos, mucho peor, dado que ENEL es una empresa comunitaria y además es una eléctrica. 

Recuerden que ENEL troceó Endesa al segregar Enersis, la joya de la corona. 

Naturgy es la tercera eléctrica española y la primera gasera. Es el principal importador de gas y el operador mayoritario de gas natural, amén de una potencia en ciclos combinados. Muy apto para que un fondo, mejor dicho, tres fondos troceen la empresa y se dediquen a vender por piezas, según el primer mandamiento de estas instituciones: la suma de las partes vale más que el todo.