Los indocumentados que nos gobiernan, allí en Moncloa, aún ponderan un nuevo arresto domiciliario. Eso sí, temen que la población se rebele, dominada por el miedo y alarmada por los bolsillos vacíos, pero por lo que me dicen en Moncloa esa hipótesis se contempla. Y ojo, ahora es hipótesis no deseada por el Gobierno Sánchez sino probablemente solicitada por una sociedad que tiene miedo a la muerte por coronavirus.

En cualquier caso, el Ejecutivo socio-podemita tiene tendencias liberticidas, así que le encanta domeñar a los ciudadanos e, infundiéndoles miedo, conseguir que tiemblen: una sociedad dominada por el miedo es una sociedad tan neurasténica como dócil y manipulable.

Al español de hoy le falta confianza en Dios. Y así, vive pendiente de los próximos cinco minutos… y más allá de eso, siente miedo por el futuro

Si Sánchez se resiste a convocar otro confinamiento es por dos razones:

1.El primero fue un fracaso y ni el pánico a la muerte que domina a tantos y a tantas es ya capaz de ocultar que el confinamiento más duro de Europa fue, también el que produjo más muertos por habitante de Europa, con la excepción de Reino Unido.

2.El confinamiento, que no el coronavirus, hundió la economía, así que se cuidarán muy mucho de propinarle el golpe de gracia al bolsillo.

Pero la tentación sigue abierta.

En cualquier caso, el número de contagiados es tal que a lo peor no es Sánchez quien nos confina sino el propio Juan Español quien, en su histeria, exige al Gobierno que le confine… o se confina él solito, que ya está sucediendo. Algunos no han abandonado el confinamiento de marzo y su piel se está convirtiendo en escamas.

El pánico exagera los efectos del coronavirus pero persiste el misterio de por qué en España mueren más que en Europa

La decisión se tomará según evolucione el coronavirus en septiembre. Se tomará en octubre, máximo noviembre, siempre antes de diciembre, cuando vuelva el frío y la humedad, siempre agradables al bicho.

Al español de hoy le falta confianza en Dios porque la crisis de fe, o sea, de confianza, es grande. Y así, vive pendiente de los próximos cinco minutos… y más allá de eso, siente miedo por el futuro. Si a eso le unimos unos medios de comunicación -sí, los periodistas somos culpables- obsesionados con el Covid19, con una información creciente, y tan copiosa que resulta imposible de metabolizar pero extraordinariamente alarmista, el cuadro social no puede resultar más deprimente.

Por lo demás, el pánico exagera los efectos del coronavirus, es cierto, pero persiste el misterio de por qué en España el virus es más mortal, indeciblemente más mortal que en Europa o que en Estados Unidos.