Desde las elecciones del 28 de abril vivimos en el tinglado de la antigua farsa. Las portadas de los telediarios y de la prensa –la vegetal ya ha sido abducida por la digital- hablan y no paran sobre las negociaciones para un Gobierno: de coalición o de cooperación, que esto último nadie sabe lo que es. La verdad es Iván Redondo, el gran hombre de Moncloa, no quiere ni oír hablar de Podemos. Traducido a la parafernalia pública: "todas las opciones son posibles", dijo el jueves, don Pedro Sánchez.

A fin de cuentas, PSOE es progresismo de izquierdas y Cs progresismo de derechas. Ambos socialdemócratas

Además, el Nuevo Orden Mundial (NOM), concretado en Emmanuel Macron y en el embajador de EEUU en Madrid, Dukee Buchan, ese NOM que desprecia a Sánchez tanto como le utiliza- no admiten, en plena tercera “guerra mundial a pedacitos”, a un neocomunista –neocom- como Pablo Iglesias en el Consejo de Ministros de un país miembro de la OTAN.

Cada gesto de Sánchez hacia “nuestro socio preferente” constituye un salivazo a su “socio preferente”, a Podemos y la figura de Pablo Iglesias empieza a resultar patética.

A la postre, puede resultar necesario, ciertamente, porque para Pedro Sánchez sólo hay un objetivo: dormir en Moncloa. Pero con el coletas no puedes salir a Europa: no hace elegante. Y en un país tan cateto como la España del siglo XXI, siempre pendiente del qué dirán en Bruselas y en Washington -aunque la tele pública se dedique a insular a Trump- el asunto tiene su importancia.

Ciudadanos nació como una corriente del PSC frente al independentismo catalán: y muchos piensan que debería volver al hogar, al PSOE

Ahora bien, el blanco no es Podemos sino Ciudadanos, incluido un Gobierno de coalición si Rivera lo exigiera. El sueño de Redondo-Sánchez-Ábalos es un Ejecutivo, de coalición o de cooperación con Albert Rivera.

A fin de cuentas, Cs, como en su día la UPD de Rosa Díez, es una escisión del PSOE, de los socialistas catalanes que vieron con horror como Pascual Maragall se hacía nacionalista y vulneraba su credo progre-comunista del PSUC, trasmutado en PSC civilizado… y progresista.

No lo olviden: Washington y Bruselas utilizan a Sánchez tanto como le desprecian

Hablo Francesc de Carreras, Javier Nart, Arcadi Espada o de Félix de Azúa, hoy en la disidencia interna.

Entonces, ¿por qué Rivera se niega una y otra vez a entrevistarse con Sánchez, a pesar de las presiones que recibe? Pues porque si se coaliga con el PSOE acabará absorbido por el PSOE. En otra palabras tras el 28-A Rivera ya no se conforma con ser vicepresidente, quiere ser presidente de España.

Y la verdad es que la fusión PSOE-Ciudadanos es mucho más lógica que la fusión Ciudadanos-PP: es una vuelta al hogar.