• El ministro de Energía asegura que con las renovables y el gas no se cubre el sistema.
  • Sin las centrales de carbón, el precio mayorista habría un 26% anual los tres últimos años.
  • Se queja del ruido en el debate energético: sobra ideología y falta reflexión, análisis.
  • La prueba de la mayoría antinuclear parlamentaria: la última comparecencia del presidente del CSN.
  • Cepsa prevé el 60% del mix de generación en 2030 será renovable, más eólica (61,7%%) que termosolar (38,3%).
El ministro de Energía, Álvaro Nadal, ha vuelto a cantar las verdades del barquero, a su juicio, sobre las necesidades energéticas de España, que no puede prescindir ni de las centrales de carbón ni de las nucleares. Ha aprovechado su presencia en la presentación del trabajo de investigación Cepsa Energy Outlook 2030 (en la imagen), en el que se analiza el mapa energético del futuro, teniendo en cuenta las tendencias y los actuales modelos socioeconómicos. No es la primera vez que Nadal insiste en que todas fuentes de energía son necesarias en el caso español, pero ha aportado un nuevo dato que complementa los anteriores. Sin las centrales de carbón, el precio mayorista de la electricidad hubiera crecido un 26% anual en los últimos tres años. Es su conclusión tras los datos del operador del mercado eléctrico (OMIE). En el debate energético están, sin embargo, tanto la supresión del carbón, por la cuestión de la emisión de emisiones contaminantes, como de la energía nuclear, por razones de seguridad. El debate es el mismo, muy vivo, que también está presente en el Congreso, con una mayoría parlamentaria en contra, salvo el PP y Ciudadanos, sin un modelo claro. Una prueba más, en ese sentido, ha sido la comparecencia en la Comisión de Energía, ayer miércoles, de Fernando Martí, presidente del Consejo de Seguridad Nuclear, en la que tuvo que lidiar con todos los grupos para contestar a preguntas más ideológicas que técnicas, aunque el cometido del regulador es el que es y nada tiene que ver con cuestiones de política energética. Es esa misma línea, Nadal ha insistido en que el actual debate energético "sobra ideología y falta reflexión, análisis", teniendo en cuenta la realidad española, que no tiene acceso a la energía que Noruega (muchas agua, energía hidráulica) o Austria (gas ruso, no argelino, más caro), por ejemplo. Es el escenario con el que hay que contar, a su juicio, para planificar, sin olvidar las metas medioambientales (CO2) o el precio que tendrán que pagar los consumidores (25% más caro sin la nuclear). Y a eso se une otro problema, el del almacenamiento, que depende en gran media del avance tecnológico. De momento, todo es en tiempo real, como quien dice, lo que obliga a garantizar suministro en horas punta o no, pero las 24 horas de los 365 días del año. A esas razones se agarra para defender todas las fuentes de energía, aunque el carbón es más barato que el gas, pero contamina más, la energía nuclear es limpia, y las energías renovables, de momento, insuficientes para "garantizar la base del sistema". Todo cuenta, en suma, a la hora de decidir el mix energético, se pongan como se pongan el PSOE o Podemos. La transición energética, dicho de otro modo, depende también de la viabilidad económica. Es interesante a este respecto el trabajo de investigación de Cepsa, que añade información a un fenómeno complejo, en el que no es lo mismo un área u otra, con regulaciones y metas diferentes. El análisis Energy Outlook 2030 sirve también a España, un referente por su situación geoestratégica, sus posibilidades y sus infraestructuras. Según ese estudio, España obtendrá el 60% de su mix de generación de fuentes renovables en 2030. En concreto, la electricidad representa una cuarta parte de la demanda energética, lo que impulsará las renovables, sobre todo eólica y solar. La capacidad instalada se incrementará, en concreto, la eólica y solar fotovoltaica a 47 y 29 gigavatios (GW), respectivamente, desde 23GW 7GW de la actualidad. Rafael Esparza