La ventaja del exministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, es que se le entiende todo. Por eso, cuando dice que “ETA ha ganado”, siendo que el consenso popular es que ha perdido la batalla contra la democracia, conviene escucharle.

También acierta mayor Oreja cuando asegura que a los terroristas sólo les falta tomar el poder en el País Vasco. Es entonces cuando nos está propinándonos un golpe de realidad que te saca de la ensoñación buenista en la que vivíamos.

El socialista José Luis Ábalos, asegura que Bildu es “más responsable” que el Partido Popular. Es decir, los verdugos son más sensatos que las víctimas

El apoyo de los proetarras de Bildu y el aviso de su matoncete, Óscar Matute, de que esto sólo es el comienzo de una larga amistad, entre los verdugos de Bildu y sus víctimas socialistas -que no sanchistas- así lo demuestra.

Volvamos a Mayor Oreja: lo cuenta en una entrevista de Mauricio Fernández en una nueva, y buena, publicación electrónica: Escudo Digital. No se la pierdan si quieren entender, por ejemplo, por qué Bildu apoya al Gobierno sociopodemita en los Presupuestos Generales del Estado para 2021.

Asegura Oreja que a ETA ya sólo le queda tomar el poder en Euskadi. La verdad es que ya lo ha conseguido, en el sentido de que sus adversarios políticos del PNV han hecho realidad lo de Arzalluz: “Unos menean el nogal -asesinando- y otros recogemos las nueces -mandando-”. 

Otra prueba de que ETA ha ganado la aporta “Bajo el silencio”, obra de Iñaki Arteta,  un documental imprescindible. La obra no muestra que ETA haya vencido, hace algo mejor: lo demuestra. Muestra como las ideas -escasas, pocas pero confusas y muy arraigadas- no han cambiado en Euskadi desde los años de plomo.Tampoco las del párroco de Lemona y los curas que le apoyan, porque en Euskadi reinaba y reina la cobardía: el “algo habrá hecho”.

No se engañen: ni Podemos, ni PNV, ni ERC, ni Bildu serían nadie si Pedro Sánchez no les hubiera abierto las puertas de La Moncloa: les ha normalizado

Y también reina la mentira: los vascos éramos un pueblo oprimido y nuestros asesinatos estaban justificados. A lo mejor nos pasamos un poquito, pero luchábamos por el débil y oprimido y eso justifica nuestros actos. Somos unos héroes.

¿Volverían a hacerlo?, pregunta el conductor del documental a un etarra. La respuesta, donde antes habla la debilidad de la vejez que no la sensatez, es que “depende de las circunstancias”.

Y entonces es cuando llega el oportuno ministro de Transportes, el socialista José Luis Ábalos, hombre de bien, y asegura que Bildu es “más responsable” que el Partido Popular. Es decir, los verdugos son más sensatos que las víctimas, actualizando así la doctrina etarra, nacionalista… y ahora sanchista. ¿Y las víctimas? Algo habrían hecho.

No se engañen: ni podemos, ni PNV, ni ERC, ni Bildu serían nadie si Pedro Sánchez no les hubiera abierto las puertas de La Moncloa: es él quien les ha normalizado.

El sanchismo frentepopulista, hoy en su apogeo, se autodestruirá. El problema está en las víctimas que provocará hasta su caída

Y así, en Euskadi impera el sistema Marlaska, el juez que otrora fuera amenazado por ETA y que juzgara a etarras. Al parecer, lo hacía porque era su función del momento. En cualquier caso, modelo Marlaska lo expresa él mismo en una de sus frases favoritas: “yo no me arrepiento de nada”.

Y el etarra… pues tampoco se arrepiente de sus asesinatos: lo hizo por una buena causa. Y recuerden a Juan Pablo II: no hay paz sin justicia, no hay justicia sin perdón… pero no puede haber perdón de la víctima sin arrepentimiento del verdugo, Hombre, puede haberlo, pero sirve para poco.

Mismamente como el sanchismo: que podrá perdurar un tiempo pero, que, como no sirve para nada sino para provocar guerracivilismo, se autodestruirá.

Dicho esto, en el País Vasco actual se mantiene el “algo habrá hecho” e impera el sistema Marlaska y “yo no me arrepiento de nada”. Lo que vivimos es el frentepopulismo de Pedro Sánchez: nuevamente los socialistas, Sánchez, se han unido a los comunistas, Podemos, y han aceptado con servilismo doloso, el  apoyo rabioso de los independentistas catalanes y de los independentistas violentos vascos. Todos contra el fascismo y para mantener la poltrona.

¿Durante mucho tiempo? No, se autodestruirá. El problema es cuántas víctimas propiciará antes de su destrucción.