Al suma y sigue del magnate mexicano Carlos Slim en Realia, que es lo que lo que de verdad le interesa, sigue otro suma y sigue en el grupo FCC, con solo un punto coincidente, ser accionista de control en las dos, y una diferencia: la mayoría creciente en Realia, en la que sí pone dinero -a través de las ampliaciones de capital-, y el mando que ejerce en la segunda sin poner un euro más.

Se entiende así tanto la nueva inyección de 149 millones en Realia, cuyo negocio domina porque es el suyo, el inmobiliario, como el endeudamiento de la segunda con una emisión de europapel de 300 millones, anunciada este viernes (en el documento adjunto). Ojo, con un día de diferencia, lo que deja pocas dudas de las intenciones, hábilmente programadas, de Slim.

Con la nueva ampliación de 149 millones ganará más peso en Realia, mientras FCC emite 300 millones de europapel 

En la dos tiene el control, sí, pero va a más en Realia, en la que ha acudido a las dos ampliaciones de capital anteriores -también tendrá derecho de suscripción preferente-, de 89 millones y 147 millones de euros. No solo él, también FCC, que tiene una participación del 36,9% en la inmobiliaria. Ese porcentaje, junto al 33,8% que controla directamente, eleva el control del magnate al 70,76%.

Obviamente, ese 70,7% irá a más ahora si otros accionistas no acuden a la ampliación, como ya ha ocurrido en las dos anteriores. Realia es, insisto, una perla para Slim, a la que mima en la misma proporción que descuida al grupo FCC, con la que también tiene un punto en común: la ausencia de pago de dividendo

En único punto en común entre FCC, que trocea y vende, y la inmobiliaria es la ausencia de dividendo  

Estrategia inversa, dicho de otro modo, con el consorcio constructor y de infraestructuras, con un plan de máximos in mente del magnate para FCC para quedarse con Realia, vender el resto y cerrar FCC-Construcción. Destaca en ese sentido, la emisión de pagarés euro-commercial paper programme de 300 millones (máximo, como siempre se dice) que cotizará en Dublín.

Para que me entiendan: Slim está haciendo el grupo a su medida, para trocear y vender, como ha hecho con el 49% (a IFM) de la joya de la corona, Aqualia, de la que se ha servido para dar un mordisco a la deuda de FCC del 21,9% para dejarla en 2.795,5 millones.

Ahora emite pagarés por 300 millones; es decir, vuelve a endeudar el grupo a la mínima que el mercado le ha dejado (tras la reestructuración financiera). Paradójico, cuando la solución de la deuda fue el reclamo por el que Esther Koplowitz acudió a Slim en 2014. Y endeuda, en paralelo, sin generar el aumento de ingresos necesarios, como se ve en los últimos resultados, a septiembre, con un beneficio que se acelera un 14,7% (176 millones), aunque el Ebitda rebaja el paso a la mitad (un 8,1%, a 645,7 millones), y a la mitad de la mitad en los ingresos (un 2,2%, a 4.350,8 millones).