Un minuto después de cerradas las urnas Pedro Sánchez, ya acusó a los partidos de derechas, citados por sus nombres, Ciudadanos y Partido Popular, de pactar con la ultraderecha, no citado por su nombre pero se trataba de Vox. En definitiva, seguía la estrategia marcada por el dúo Iván Redondo-José Luis Ábalos, el más influyente en Moncloa: hasta el domingo 26 de mayo, coquetea con la izquierda de Pablo Iglesias; a partir del domingo, con Ciudadanos. Y es que un estadista internacional como Pedro Sánchez, no puede aparecer en Europa abrazado a un podemita. Eso no viste.

El dúo Redondo-Ábalos impone su tesis: destrozado Podemos hay que unirse a la derecha progre de Ciudadanos

Al día siguiente, Inés Arrimadas, que no respondió a una sola de las preguntas formuladas por los periodistas, aseguraba que Ciudadanos había decidido nombrar un –no se rían por favor- Comité Nacional de Formación de Gobiernos. En primer lugar, porque también en Ciudadanos están cansados de esperar su momento y ya quieren gobernar, mandar. En segundo lugar, y más importante, porque la voz de la masonería francesa en España, el ínclito Manuel Valls, que ha fracasado en Barcelona, ha vuelto a dirigirse a Rivera, ahora en forma de ultimátum, para exigirle que no pacte con la pérfida ultraderecha, con Vox. Es decir, que se arroje en manos de Pedro Sánchez. Sería el Gobierno perfecto o, al menos, el acuerdo de legislatura perfecto: progres de izquierda y progres de derecha unidos. El resto, es marginal.

Si PSOE-Cs llegan a un acuerdo de legislatura, Sánchez conseguiría el Gobierno perfecto, progresismo de izquierdas y de derechas presidido por él mismo

El único problema es que el matrimonio de antónimos suele conducir al divorcio y resulta un falseamiento de la democracia pero, a fin de cuentas, ¿eso a quién le importa?

Además, Albert Rivera no aguanta la presión de los suyos: ya sólo le vale gobernar. Y eso tampoco lo desea el PSOE Sánchez

La masonería, hoy convertida en consenso Nuevo Orden Mundial (NOM), ha dado sus órdenes para España.  Desde luego no serán Pedro Sánchez y Albert Rivera quienes se rebelen… pero pueden maniobrar en su favor. Eso está permitido.

Así que aprovecha para acusar al PP de unirse con la “ultraderecha”