Los hechos los resume una meme que circula por Internet, refugio de libertades en un tiempo de censuras. Dice así: “Carmen Calvo se recupera en un ático de 250 m2 pagado por el Estado. Ayuso cumple la cuarentena en una apartahotel de 80 m2 que se paga de su bolsillo. El escándalo es el de Ayuso”.

Ático

Y en efecto, Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, sí tiene derecho a su cuarentena y descanso en un megapiso que le pagamos entre todos, Sin embargo, Pablo Iglesias Turrión, uno de los más grandes miserables que se recuerdan en la escena política española, se rasga las vestiduras, con la hipocresía que le es propia, en el Congreso por el gran “escándalo” de la pepera Isabel Díaz Ayuso, presidenta  la Comunidad de Madrid, que se aisló en una apartahotel más modesto y se lo pago de su bolsillo.

El Covid-19 ha aumentado la mentira y el rencor guerracivilistas en España

Mientras, la ministra portavoz, María Jesús Montero, sin despeinarse, insiste en que Pedro Sánchez es un santo del que no ha salido ni una sola palabra contra ningún presidente autonómico. No, sale de su vicepresidente, de su partido y de todos los que le rodean, Pero de él jamás. Está perpetuamente dedicado a “salvar vidas”. El cinismo de la izquierda española supera todos los récords.

RTVE abre el telediario contra la presidenta madrileña fotografiando una y otra vez el apartamento donde se ha pasado la cuarentena, por cierto trabajando. A Carmen Calvo no le hemos visto mover un dedo. Es igual que Díaz Ayuso -personaje que, se lo puedo asegurar, no figura entre mis favoritos- haya aclarado que el apartahotel se lo ha pagado ella de su bolsillo y que así lo haya ratificado el empresario Sarasola, propietario del establecimiento y poco sospechoso de ser de derechas.

Lo mismo da: a RTVE le basta con presentar imágenes del edificio a un país histerizado y neurótico por el miedo a la muerte generado por el coronavirus, terror multiplicado por las absurdas medidas de confinamiento de un gobierno de encerrar, en arresto domiciliario, a toda la población.

Por su parte, El País, otro partidario de decir siempre la verdad pero no toda la verdad, con un maquiavelismo retorcido como una viruta, asegura que sí que es cierto que Ayuso se lo ha pagado de su bolsillo pero que, mucho ojo, Sarasola le hizo un descuento mayor que a un cliente normal y que, aunque Sarasola también lo niegue, El País sabe de buena tinta que el descuento era superior.

O sea, que ya no es ilegal lo que hizo Ayuso para guardar la cuarentena pero tiene trampa. Al tiempo, por omisión, es maravilloso (le han dedicado una entrevista laudatoria que produce un poquito de asco a los que aspiramos a un periodismo independiente del poder) lo que hizo Carmen Calvo en la silla, eso sí, con dinero público que le hemos pagado entre todos. Pero el escándalo es el de Ayuso, no el de Calvo.

El grado de hipocresía y cinismo alcanzado por el tándem Pablo Iglesias y Pedro Sánchez no tiene precedentes en la política española

Pablo Iglesias es un miserable y Pedro Sánchez un cínico, que responde a las críticas asegurando que el es un santo… que nunca responde a esas críticas porque dedica todo su tiempo a “salvar vidas”, cuando es el presidente del Gobierno, de todo el planeta, que más muerte por coronavirus ha provocado, con su desastrosa gestión de la pandemia. No uno de los que más: el que más. España encabeza la lista de los países con más infectados y con más fallecidos por coronavirus. Miserable el uno cínico el otro: ambos hipócritas.

Pero entre la colección de miserables falta Ignacio Aguado, el vicepresidente madrileño de Ciudadanos, que junto a su jefa, Inés Arrimadas, negocia con el PSOE una moción de censura para desalojar al PP de su gran resorte de poder, casi único: la Comunidad de Madrid. Es la izquierda miserable que tenemos aliada ahora con la derecha termita de Ciudadanos, que pretende sobrevivir gracias a pactar con el PSOE y Podemos para conseguir la presidencia de la Comunidad de Madrid.

Pero deberían andar con cuidado, porque, cuando es Madrid la que se cabrea, es que algo grave está pasando, aunque el síndrome de Estocolmo provocado por el Coronavirus entre la población española continúe protegiendo a Sánchez.

Madrid está apunto de estallar. Si el gobierno se atreve a negarle de nuevo el paso a la Fase I simplemente se producirá rebeliones, revueltas y aumentarán el número de sanciones y detenciones en la capital. Y a pesar de la vergonzosa actitud de la mayoría de los medios del sistema, que piden medidas aún más duras para goce de los sádicos del Gobierno de izquierdas

Ahora bien, lo cierto es que el coronavirus ha aumentado la mentira y el rencor guerracivilistas en España. No sé cuál será el resultado del choque frontal entre el hastío de la sociedad más acogedora y mejor informada de España, la madrileña, verdadero nudo gordiano de España, frente al miedo generalizado, que impide pensar, y frente al grado de hipocresía y cinismo alcanzado por Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, que no tiene precedentes en la política española. Puede ocurrir cualquier cosa.

Mientras tanto, idea simples para manipular a las turbas: Carmen Calvo es buena y honrada, Díaz Ayuso es sospechosa de haber nacido. No hagan caso de los datos: sólo vean la tele y lean periódicos serios, que no emiten bulos: sólo manipulaciones groseras.