No importa que haya habido fraude por parte de la progresía demócrata -que parece que sí lo ha habido en Wisconsin y Michigan- porque lo cierto es que Joe Biden ha obtenido más de 2 millones -quizá 3- de votos más que Donald Trump. Pero sí hay motivos para sospechar de fraude organizado, porque ya saben que en las presidenciales norteamericanas el vencedor no es el que gana más juegos sino el que gana más sets.

Lo que significa, más allá del cambio en la Casa Blanca, una cosa tremenda, que ya se dejó ver en el duelo Trump-Hillary, afortunadamente ganado por Trump: que Estados Unidos, la última resistencia frente a la progresía mundial, se nos ha vuelto progre.

El mérito de Trump -y no es poco- ha consistido en detener durante cuatro años el gobierno global anticristiano del Nuevo Orden Mundial (NOM)

Si se confirma lo temido, la victoria demócrata, la de Joe Biden y Kamala Harris, tendremos, en la primera potencia del mundo, a un católico abortero como presidente y a una cristófoba rabiosa como vicepresidenta. A título personal me quedo con la segunda, el primero resulta mucho más venenoso. En cualquier caso, católicos: que no nos pase nada.

El mérito de Donald Trump -y no es poco- ha consistido en detener durante cuatro años el gobierno global anticristiano del Nuevo Orden Mundial (NOM). ¿Conspiración? No, algo mucho más venenoso: consenso progre. La meta del NOM, quede claro, es la conquista del mundo pero, ojo, a través de la conquista del Cuerpo Místico de Cristo, de la Iglesia, Señor del mundo, es el título de la novela favorita del Papa Francisco. De esto trata su argumento.

Con Biden-Harris en la Casa Blanca, los cristianos deben prepararse para un tiempo de persecución violenta y/o de marginación

Joe Biden se convierte en la mejor marioneta del Nuevo Orden Mundial (NOM) para consumar su propósito de multilateralidad, de gobierno global y tiránico.  

Con Trump, la última barrera para dicho propósito ha caído. Los cristianos debemos prepararse para un tiempo de persecución violenta y/o de mordaza. El mundo está dividiendo en dos: zonas de persecución sangrienta contra los cristianos y otras zonas de persecución elegante, donde, si insistes en ser un cristiano coherente -no como Joe Biden- estás condenado al ostracismo.

Trump, el resistente. Su legislatura ha resultado la mayor cacería de toda la historia moderna. Y ha conseguido retrasar cuatro años el asalto a la sensatez

Nunca como ahora se vive la vieja conseja de Lenin sobre los curas: al cura ortodoxo eliminarle pero al cura ‘lapsi’ mimarle, es el mejor aliado de los ‘soviets’. El enemigo del NOM es el católico coherente, el otro, el acomodaticio, o sea, Joe Biden o Nancy Pelosi, son sus mejores aliados y, además, resultan sus mejores marionetas. Extraordinariamente útiles.

Por su parte, Trump iniciará su batalla legal aunque me temo que no servirá para mucho. Insito: creo que tiene razón cuando acusa a Biden de fraude. Además, Trump es un resistente, resiliente y sobre todo, un jovial peleón. Pero el siglo XXI es determinista y fatalista. Hasta sus partidarios le dan por perdido y las elecciones no se pueden ganar en los tribunales como los partidos de fútbol no se pueden ganar en los despachos.

Trump es un resistente al que hay que estar agradecidos por su coherencia. Con Trump no sólo perdemos un gran presidente sino también al mejor político norteamericano de la década, Mike Pence y al genial secretario de Estado Mike Pompeo.

Una nueva era, pero el Imperio del Nuevo Orden Mundial (NOM) será breve. Su inconsistencia es de tal calibre que en el momento en que llegue a la cúspide comenzará su derrumbe

Sin duda, la legislatura de Donald Trump ha resultado la mayor cacería de toda la historia moderna. Toda ha valido contra Trump, un presidente que ha vivido cuatro años en al Cas Blanca rodeado le calumnia progre y haciendo frente al a hipocresía progre.

Recuerda al Mutante de Isaac Asimov, un advenedizo venido de la empresa que pone en solfa todo el tinglado de la antigua farsa política occidental, hoy en día consistente en un completo divorcio entre el pueblo y la élite política (y entre el pueblo y los Señores de la prensa).

Claro que este es el mundo político, institucional, apenas relevante, con más poder que influencia en las almas. El Imperio del Nuevo Orden Mundial (NOM) será breve. Su inconsistencia es de tal calibre que en el momento en que llegue a la cúspide habrá comenzado su derrumbe.