Ya saben crisis económica es cuando tu vecino ha perdido el empleo. Recesión es cuando lo has perdido tú. Con el coronavirus, y sobre todo, con el estúpido confinamiento decretado en media Europa (en la Europa tonta, la otra, la del confinamiento parcial o confinamiento inteligente, es la lista es la Europa lista y menos afectada por el Covid) hemos entrado directamente en recesión, sin pasar por la etapa de mera crisis.

Es más, por vez primera, se vislumbra una crisis de carestía, algo que no conocíamos desde la postguerra mundial. Desde 1945, nuestro problema económico ha sido la sobreproducción, en la que ya llevamos tres generaciones, pero ante una crisis de penuria no sé si sabremos reaccionar. No tenemos memoria.

El Ejecutivo socio-podemita prepara un subidón de impuestos, en nombre del interés general

Lo que quiero decir es que, en este escenario, toda las soluciones, también las que arrambladas por el paso del tiempo, se vuelven replanteables. Por ejemplo, la empresa púbica.

En efecto, durante un tiempo no podremos esperar mucho de la inversión privada, por dos razones: ni tiene fuelle ni tiene, y esto es lo más importante, demanda. La clave de la inversión privada es la demanda. Por decirlo de otro modo: el Gobierno Sánchez lo está haciendo fatal poniendo trabas a la hostelería, principal creador de puestos de trabajo en España. Ahora bien, lo está haciendo peor con el encierro colectivo, porque si el hostelero hace un esfuerzo por abrir el establecimiento, esfuerzo carísimo por las pegas de Gobierno, pero luego se encuentra sin clientes… pues no hay nada que hacer. Crisis de demanda, siempre mucho más peligrosas que las de oferta.

Esta nueva izquierda socio-podemita no crea empresas pero le gusta invadir empresas ya creadas

En cualquier caso, Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, acaba de decretar que los Estados, o sea, los gobiernos (el Estado no es alguien, es algo, es una institución) pueden entrar en el capital de empresas, cotizadas o no, por motivos de interés general. Eso es justamente lo que le gusta a Podemos y al PSOE: hacerse con el control del Ibex 35, su pretendido gran enemigo. Vamos, que pretenden quitar a Carlos Torres de la Presidencia del BBVA o a Álvarez Pallete de la Presidencia de Telefónica y colocar a alguno de los suyos, aunque no tenga ni idea del negocio.

Lo curioso es que, mire usted, esas empresas no necesitan del Gobierno, salvo en caso de Opa. Y, sin embargo, el país sí puede necesitar de empresa púbica si la privada no puede responder. La vicepresidenta Calviño acusa de ‘nostalgia’ a Vox, que tampoco se ha atrevido a plantear una empresa pública, dicho sea de paso. Pero en cualquier caso, el único partido liberal en economía sí se ha atrevido a plantear que se protejan los salarios en lugar de las subvenciones públicas, estilo ingreso mínimo vital. Tal fue le mensaje de Rubén Manso, portavoz económico de Vox, a la vicepresidente Nadia Calviño durante la última sesión de la Comisión de Economía del Congreso, celebrada la pasada semana.

Para salir de la recesión del coronavirus no se necesitan subvenciones públicas: se necesitan inversiones públicas. Europa se equivoca

Si nos vamos a endeudar, que sea para invertir, no para que “nadie se quede atrás”, que en boca de socialistas y comunistas significa, el reparto de la miseria y el voto cautivo mediante limosnas públicas, otorgadas, por cierto, no con el dinero de Pablo Iglesias, sino con el dinero que Iglesias pretende robarle a la clase media española. Así que ya lo saben: el gobierno Sánchez-Iglesias prepara un subidón de impuestos para quien se ha ganado su salario honradamente. Con ello alimentará a todos los vagos… que le darán su voto a cambio.

En definitiva: mejor crear empresas públicas que usurpar las empresas privadas. Y, aún más importante: para salir de la recesión no se necesitan subvenciones públicas: se necesitan inversiones públicas. Europa se equivoca.

El español de bien no quiere que le den un subsidio, que no deja de ser una limosna: lo que quiere es que le den un trabajo honrado para ganarse el pan con el sudor de su frente, no con el sudor del de enfrente.

Pero el Gobierno Sánchez no pretende reactivar la economía que acaban de hundir con el confinamiento, sólo quieren votantes a sueldo, dóciles gracias a su ingreso mínimo vital (IMV), el nuevo PER pero peor que el  PER, porque no se exige nada a cambio de su percepción.

Es decir, lo que se pretende y se prepara es subirnos los impuestos a la clase media y endeudar al país… para alimentar a vagos bajo la máxima de la corrupción política favorita de la izquierda: vota, siempre, PSOE o Podemos o te quitaremos el alpiste.