Alargar la vida de la Sareb más allá del año 2027 o venderla. Son las dos opciones que tiene Jaime Echegoyen encima de la mesa. Los malos resultados obtenidos en 2018 (perdió 878 millones de euros, un 55% más que en 2017) y la previsión de un 2019 muy similar han empujado al presidente del banco malo a replantearse el futuro de la sociedad. Efectivamente, que la Sareb pierda dinero no es lo más importante, pero a nadie le gusta acumular números rojos año tras año. No, el problema de la Sareb es que, al ritmo al que va, es imposible que venda todos los activos antes de 2027.

De las dos opciones, la más sencilla es alargar la vida de la sociedad. Lo único que hay que hacer es modificar los estatutos que establecen en quince años la duración de la Sareb, desde 2012 hasta 2027. Es, además, la opción favorita de los empleados. Lógico, si vemos la situación actual del mercado laboral de nuestro país. Hay que tener en cuenta, además, que la plantilla del banco malo está formada por tres tipos de profesionales: funcionarios del Banco de España, prejubilados de las antiguas cajas de ahorro, y consultores inmobiliarios. Solo el primer grupo tiene una recolocación sencilla.

La segunda opción es vender la sociedad en su totalidad manifiesta. Pero, ¿quién querría comprarla? Los propietarios -bancos y aseguradoras, principalmente- solo se lo plantearían si el precio es muy bajo y ven alguna opción de negocio. Recuerden que los accionistas entraron medio obligados -acudieron todos a la llamada menos el BBVA de FG- y asumiendo que era una aportación a fondo perdido.

Otros posibles compradores son los fondos. Solo hay una pega: ningún fondo entraría en una operación de ese calibre si no es a un precio aún más bajo.

En definitiva, Echegoyen ya piensa en modificar los estatutos sociales para extender la vida de la Sareb más allá de 2027. Con ese objetivo surge el proyecto Esparta: recuperar servicios cedidos a Haya, Solvia y Servihabitat, retrasar las ventas para generar más valor, crear centros territoriales, dotarse de tecnología propia… ¿Comprenden?

Y todos contentos, sobre todo en el banco malo que, por cierto, tiene modos de trabajar muy similares a los de algunos ministerios. Más de un interesado en comprar un inmueble, se ha encontrado con la misma respuesta: “Vuelva usted la semana que viene”.

La Sareb es un gran fracaso y supone la eternización del rescate bancario español, que no finalizará hasta que no se liquide -o se venda- el banco malo.