El desastre comercial de Renfe ha provocado la vuelta a pérdidas (-14,3 millones de euros) en el primer trimestre, después de haber cerrado 2018 en beneficios por segundo año consecutivo. En concreto, los números rojos han sido un 16% inferiores a los del mismo periodo de 2018.

Parece que no todo es culpa del dichoso canon que paga a Adif, que lleva desde 2016 superando la subvención del Estado por los trenes de servicio público: 305,14 millones frente a 310 millones en los tres primeros meses del año. Este es uno de los motivos del incremento de los gastos, al que se suman los mayores gastos de personal (han subido un 4,3%, hasta los 236 millones por la renovación de la plantilla) y de mantenimiento, concretamente los dedicados a vigilancia de edificios y trenes.

No todo es culpa del canon que paga a Adif y que vuelve a ser superior a la subvención que recibe por los trenes de servicio público (cercanías y regionales)

Los mayores gastos y amortizaciones no se han visto compensados por el aumento de viajeros. A esto se une la política comercial, que no está funcionando como debería... por ser finos: a los temas que han dañado la imagen de Renfe (problemas en trenes de Extremadura), se suma la falta de una fuerte ofensiva comercial porque solo han primado la venta del billete al que busca sacar la máxima rentabilidad y no ha habido elevadas ofertas ni tampoco la Semana Santa (cayó en abril). Además, están los problemas de la venta de billetes a través de su web, algo que ya de por sí resulta algo complicado y que beneficia a las agencias de viajes, que acceden a un portal interno mucho más fácil de manejar... y se llevan la correspondiente comisión de cada billete comprador por el cliente.

La página WEB para comprar billetes, otro desastre... en beneficio de las agencias de viajes

Al mismo tiempo, están los problemas de mantenimiento: una elevada cantidad del material rodante necesita mantenimiento y Renfe no da a basto. Una actividad que se está retrasando bastante, aunque precisamente este martes, ha anunciado que inicia Renfe inicia la compra de 105 trenes de Media Distancia por 750 millones.

Aumentan los viajeros, pero no ha habido una fuerte ofensiva comercial, y hay problemas en la venta de billetes y de mantenimiento de los trenes

Paralelamente, no hay que olvidar las relaciones con el Gobierno, que no son baladí tratándose de una empresa pública. El ministro de Fomento, José Luis Ábalos, intenta cargarse al presidente de Renfe, Isaías Táboas, quien procede del PSC y cuenta con el respaldo de Miquel Iceta, con quien Ábalos tampoco se lleva muy bien. Eso sí, no se prevén cambios de cara al previsible nuevo Gobierno de Sánchez. Claro que Ábalos ya le ha puesto alguna piedra en el camino a Táboas: le colocó como director de comunicación al socialista Ángel Faus. Eso sí, en comunicación, Renfe también tiene más de un problema: los resultados han vuelto a conocerse al ser filtrados a Europa Press, pero aún no están en la web de la compañía.