En un decreto emitido el 7 de enero, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) de EE.UU. revisó una norma de 2016 del gobierno de expresidente, Barack Obama, que había condicionado las subvenciones federales a la voluntad de las agencias de adopción de emparejar niños con parejas del mismo sexo. En definitiva que, te gustara o no, si querías ser agencia de adopción, labor social financiada por el Gobierno, estabas obligado a tramitar adopciones de niños por parejas homosexuales.

La Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) se había opuesto a la regla de 2016, porque “amenazaba con excluir a los proveedores de servicios sociales religiosos, a saber, las agencias de adopción y cuidado de crianza que respetan el derecho del niño a una madre y un padre”.

Zack Pruitt, asesor principal del grupo legal Alliance Defending Freedom (ADF) elogió la nueva normativa que defiende la libertad religiosa de las agencias de adopción religiosas. El decreto definitivo, dijo Pruitt, “ofrece esperanza para los niños, más opciones para las madres biológicas, apoyo para las familias y mayor flexibilidad para los estados que buscan aliviar la necesidad humana real”. La antigua regla “discriminaba a los proveedores religiosos simplemente por sus creencias sobre el matrimonio. Eso no es tener a los niños primero”, dijo.

Según publica aciprensa, las agencias religiosas de todo el país tienen que lidiar con las ordenanzas estatales y locales que exigen emparejar a los niños y trabajar con parejas del mismo sexo. El caso de Servicios Sociales Católicos (CSS) de la Arquidiócesis de Filadelfia, por ejemplo, se encuentra actualmente ante la Corte Suprema; la ciudad dejó de contratar a CSS en 2018 a menos que aceptara trabajar con parejas del mismo sexo, independientemente de las creencias del grupo sobre el matrimonio.

A ver qué hace ahora Biden cuando llegue a la Casa Blanca: ¿Revocará el decreto de Trump?