La expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner no ha logrado que se suspendiera su primer juicio por corrupción (el caso de supuestas irregularidades en la concesión de obras públicas en la provincia de Santa Cruz), donde está acusada, junto a otras doce personas, por asociación ilícita y de administración fraudulenta en perjuicio de la Administración Pública. Pero puede estar tranquila porque está aforada como senadora que es.

Fernández se sentó por primera vez en el banquillo el pasado 21 de mayo por este caso de supuestas irregularidades al adjudicar 51 obras públicas al empresario Lázaro Báez, pero no volverá a hacerlo al menos hasta después de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales (prevista para noviembre, si fuera necesaria). La próxima vista del juicio oral tendrá lugar el próximo 2 de septiembre, pero los acusados sólo están obligados a presenciar la lectura de la acusación y los alegatos finales. En plena campaña electoral, pasarán por el tribunal 150 testigos.

Y ojo, porque si el peronista Alberto Fernández gana en las próximas elecciones presidenciales (algo para lo que hay muchas posibilidades tras su victoria en las primarias), Fernández se convertirá en vicepresidenta de Argentina… y seguirá estando aforada. Además, no hay que olvidar que este caso es sólo uno de las diez investigaciones por corrupción que enfrenta, de las que cinco ya se han elevado a juicio oral (entre ellas, la de delitos de cohecho pasivo reiterado en 1.027 ocasiones y por admisión de dádivas).